o de pagar y nos disponíamos a ir a la dis
da, y le preguntó a Víctor si podía llevarla a casa, ya que no quería estropearle la noche a su
muy bien -le insistió también Víctor. Ella acabó cediendo a su petició
al que seguro que yo le resultaba absurda e infantil... pero al verlo después de tanto tiempo las mariposas que brotaron aquel día tan lejano habían vuelto
se ya los había echado al olvido desde que lo había visto,
untó Sandra mientras pedíamos una copa un poquito apa
ola? -me preguntó sin rodeos para
é dices eso? -inten
hemos dado cuenta, ade
íctor; era verdad, me estaba mirando. ¿Le impor
rece bien que haga esto con mis amigas... Pero la verdad es que está buenísimo, si quiere, yo
eniado, Víctor ya estaba a nuestro lado en la barra, y c
ego respondiéndole de manera sarcástica. Le di un cod
versación a él también le importa un pito -dijo delante de los dos; c
andra mientras Víctor se reía, también un poco cortad
me de ti, ¿qué has hecho estos años?
decía así: "Cuando nos volvamos a encontrar..., no dejaré de contemplar la madrugada..."Víctor cogió la copa de entre mis manos, la dejó en la barra y me
vidado, por eso había vivido en mis recuerd
el suyo también. ¡Me encantaba! Me podría haber casado