e apetecía escuchar sus reproches, pero, típico de ella, insi
a? -le dije, intenta
cuchar su voz le colgué porque sentí que iba a llorar de nuevo y no quería que se pre
ma parte de enamorarse. Aunque a veces dudemos, si actuamos con el corazón y somos sinceros co
Después de varios minutos, la llamé. Cuando terminé de contarle todo y le expliqué lo intranquila que me sentía, me aconsejó llamar a Víctor; ella tenía su número de cuand
so entonces un
pareciendo un imbécil, pero que por encima de todo estaba mi felicidad y que como mi hermana siempre la tendría ahí . ¡Es que
ez, le propusiese a Víctor quedar en algún sitio. Para mi buena suerte, Ahinara ya tenía planes con él y con un montón de amigos más para ir a cenar; como él le habí
s Ahinara, que nos saludó al pasar, pero no había ni rastro de Víctor. Sandra le preguntó por él y su prima se encogió de hombros; no obstante, a lo mejor L
antes? Bueno, esperaría el momento para preguntarle si podíamos hablar. Tras unos veinte minutos sentados no me había mirado ni una sola vez, y yo me estaba desesperando. ¿Por qué no me hacía caso? Un rato después vi que se levantaba para ir al aseo. Yo no había conseguido controlar mis nervios, así que me levanté para ir también al aseo y así encontrármelo directamente. No iba a poder esconderse. Cuando llegué a la puerta del aseo, esperé unos segundos a que saliese para entonces entrar y chocar con él. Al verlo salir, hic