intentando simular una sonrisa, al darse
dazo para que despe
s a pedir ya -tiró de mi brazo hacia ab
él, pero mantuvo su mir
le señaló el asiento do
no quería que él se sentase cerca de mí. La forma en la que Víctor me miraba nos estaba delatand
n. y se sento. de manera que yo y la
e había dedicado a San
conocéis... -dijo c
ristina... ella es... Bueno, tod
nté la cabeza y él me miró como querie
olvidado; de hecho, en la adolescencia llegué a pensar que aquello que sentí por él habían sido las famosisimas mariposas del
a ser la misma chica a la que besó aquel día y
cado por diez. ¿Habría estado siempre enamorada de él? de hecho hasta que lo conocí siempre había dud
propiedad. Iba a infartarme en cualquier momento... Quería salir corriendo de ahí, pero ya no era una niñ
legar los primeros platos. Todos empezaron a engullir y a bromear entre ellos por el tema de la comi
penas podía levantar la cabeza, cogió uno de los
o comes? Pr
esponderle con un hilo de voz, y unos
su novia, con los ojos llenos de reproch
tó Sandra, tan impertinente como siempre, y par
interrumpiendo a la chica que sonreía con intenci
se puso radiante: claro, no podía
rvió un poco de
to, de forma que con el murmullo solo lo escuché yo, y me puse a temblar. ¡Jo! ¿Por
unos amigos muy especiales -dijo la chica sonriendo
quería matarla! La cara de Víctor se volvió muy seria, se le acercó al o
de íbamos a ir después y a bromear sobre clubs de striptease. Primero se empezaron a meter con Sand
ca -dijo Joaquín, y todos se echaron a
or amiga -añadió Juan para reírse más de mí, y empecé a pon
es dije con un intento de s
me, ¿por qué tendría amigos que me hací
me dijo Sandra, y soltó una carcajada aún mayor que la anterior y todos la i
lla en el plato y vi por el rabillo d
untó la otra chica que v
rimaveras -ca
cría, a pesar de que ellos tampoco eran tan mayores; además, Sandr
encita, parec
a arder después de ese guiño, así que me levanté para ir al aseo, no quería que nadie más notase lo avergonzada que estaba
ortaba que mis amigos hablasen como si fuera una mojigata, porque sabía cómo eran y en el fondo me querían mucho, lo cierto era que esa noche sí me molestaba. Y mucho, porque Víc
! ¡Qué vergüenza!