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Historia

Capítulo 10 Perdiendo el Control

Palabras:5660    |    Actualizado en: 12/02/2023

ill

o mi puño. Él se molestaría, odia que interrumpan su sueño y suspiro. Quiero hablar con mi tía, nunca he tenido secretos con ella y me hace querer vomitar el simple hecho que he convertido mis mentiras en una gran pila de heno. Ella piensa que salgo con mis amigas cuando estoy con él. Kendra no quería que saliera después de la llamada de amenaza. Mentí porque mi cuerpo ansiaba verlo y sentir su posesión. Aquí estoy embobada viendo subir y bajar su respiración. Nunca imaginé separarme hasta de mis amigas, incluso de Otto y todo para evitar que él se enoje. Conocerlo fue para mí un despertar, siempre siendo la sombra de mi madre y sintiendo su odio hacia mí. Él me cuenta que estaba pendien

s cortante y sus ojos miel ev

... -Me corta las palabras y aumenta la presión e

elular, nunca! -subió drásticamente su

, me regaño internamente. Siempre lo están llamando, él me cuenta que es por su trabajo y no puede

articular y sue

miel desbordando ira, más de la que ya tenía por mi culpa. No debí moverme, no quería hacerlo enojar. Se quita de mala manera la sábana. Veo como camin

ecesito arreglar unos asuntos. -Se

arme sola -farf

ien regresaré. -Se coloca l

amada y él caminó hacia la

o luego -mi voz me delata y pi

r, consigo estar fuera de la cama y siento el frío en mi cuerpo. El aire acondicionado está alto porque él no s

llamando Otto? -re

ento pequeña con su mir

esto se termina ahora -su reclamo e

la puso fácil. Desde que estamos saliendo me he apartado de mi

lamar a mi hembra -se queda c

lzo mi mano para acariciar su r

a advertencia será más directa... No es una amenaza... Dalo

nfundida y aliviada. Lo primero porque por más temor que me causan mis actos siento alivio que aún esté tocando mi cuerpo. Es un alivio que sus manos torpes sigan en mi delgado cuerpo. Sospecho que sus marcas están más allá de lo que él se imagina. Siento mi corazón subiendo desbocado sabiendo e

labios -. No volveré a repetir, Camillia, aléjate de ese niñato -deseo que se calme y no haga e

escapó de la mano y me golpeé la cadera con el impacto. Mis lágrimas ca

ilencio por su parte-. Vine para quedarme contigo y sabes l

e me dejó porque tengo dos guardaespal

e dio la espalda-. Si se me pasa el coraje vuelvo más

ta fue tirar la puerta y me

tragaba, el frío arropó mi desnudo cu

.

nd

on la mirada intimidante y llena de sabiduría. Mi tío Ramón está sentado en una butaca al frente de la cama y sus largas piernas cruzadas puestas en el colchón. No

otas -dije con la voz ronca de despert

l cuidado es el mejor -las apunta orgulloso-

que se fuera. La partida de mi padre fue muy dolorosa, pero é

erte de vuelt

rras, una vez más -baja sus piernas y se l

se agacha y deposita

e siento en la cama -. T

á al tanto, acaricia mi cabel

qué mejor par

a para llorar y odio que me vean. Me limpio el

.

el rostro, me siento distinta sin Trueno y voy trotando más rápido. Diviso la espalda de mi tío debajo del árbol de mango. Voy segura, al compás con la yegua y doy dos leves golpes con el pie para que corra más. Vamos acople, con cada paso, mi cuerpo, a la par de la yegua. Sentir la brisa en

a" -grito, pero N

Nube hacia mi pierna. Consigo que relinche y se detiene abr

nos vamos a acoplar -susu

me doy cuenta de lo lejos que estamos del árbol. Mi tío viene cabalg

-Mi tío, con su mirada

bí ir suave con Nube -mi mano sube baja por su melena-

za y su semblante cambia

ocurre montar a la indomable. Demetrio me infor

arme, pero enseguida soy sostenida de la

pausa y deletreé las pa

Nube. Vaya a ser que le dé con hacerme quedar mal. No importa si la yegua es indomab

a cabeza hasta los pies-. Todavía me pregunto si no tienes un par de pel

alegraría oír eso que ta

bajé la voz-, no lo vuelvas a mencionar en vo

a, empiezo a camin

asta el árbol porque regresas conmig

, pero no soy una niñ

mente-. No intentes impedirlo porque te cortar

, esa sonrisa que es

s por la rienda-, ni con este viejo peligroso -se g

no me hacen ni cos

ndo dejaste entrar al parásito de tu m

edito su pregunta. Sus palabras están ca

perros pendientes de mí, me extrañ

e que te cuidaría y eso haré,

uve opción. -Apresuro mi paso en

par de su escrutinio se fija en el caballo que le dieron. Es de

s motivos siempre son otros, siempre -hace énfasis-

nada de esa mujer -aclaré-. No quieras ver a la niña de cinco años

lastar a quién amenaza a mi familia y si es R

Quiero cada detalle de tu boca, toda pala

engua que me amenazó con contar mis sucios secretos y exponer que soy una zorra al mundo. Todo eso para mí es irr

volucrada, es lógico. Aparece por ayuda y t

iento entre una encrucijada-. Solamente

e estaba en modo detective-. Claro, no puede ser... -

termina una oración

én puede ser que les debe dinero o vio algo -maldijo por lo bajo-. Son tantas posibilidades, iré a

y se voltea a verm

ra de hablar de Fausto, pero tengo que dar el nomb

-A este viejo no

ldita palabra. -Me levanto

eloj y prosigue- cuarenta cinco minutos hablando y ahora me dices que ha

do distancia a propósito y

-Me trepo en la silla y ac

ción, dejé mi negocio y vin

o, tal vez, le consigas empleo a Re

orra es mi pasatiempo. Su burdel nunca me ha molestado e incluso su mujer era

lado, lo sabes. Sin embargo, necesito que entiendas que esto n

rigua sobre Roco. -

ado observando cada paso que doy hacia él. Estoy a un pie suyo. Su tic me saluda, es curioso como siempre me fijo en ese pequeño detalle y me aliso la camisa. Nunca me he sentido con ganas de estar presentable con los peones después de cabalgar, pero aquí me encuentro preocupándome por mi imagen. Sin pensarlo me peino unos mechones que se salieron de la trenza y siento la mirada azul cielo que me quema. Santo, tan solo co

oy una mirada alrededor-. Estamos solos, Potra, podemos t

pa un gemido. Consigo apartarme, él chupa mi mandíbula y recorre mi cuello dejando besos regados. Vuelve, me devora la boca, lo agarro del cabello logrando alejarlo y él se l

s hablar -t

, te puedo mostrar que sí se puede -

eferido una falda, sin tant

es esa falda, ¡oh, sí!

cabello dándole acceso libre y él me besa con pasión. Luego me lanza hacia el heno, sonrío pícara y me quito una bota. Fausto se tira al suelo y enseguida me ayuda con la otra bota. Me empiezo a bajar los jeans y él termina de liberarme del todo. Apenas e

se basa en sumergir un dedo y con movimientos

más, se acaba todo, nada de perder el control con Fausto. Su lengua insolente trabaja rápido, lento, rápido, lento y sumerge otro dedo en mi interior. Ya no puedo controlar este orgasmo, me tenso y saca los dedos, pero su lengua no cede. Luego aprieta mi clíto

en la cabeza y con el dedo pulgar li

a, verlo seguro me descoloca. Tengo que alinear l

pero he tenido mejores atenciones. -Me mi

strujada cargada de ira me hacen conectar mi mirada con los suyos -. No ten

vativo y lo coloca en su pene duro. Me gusta ver su lado ag

que te corras de rabia -murmuré

hombros. Sus movimientos son cada vez más fuertes, llenos de rabia y sé que cada estocada es respondiendo a mi ataque. Excelente, puedo manejar este Fausto, el insolente, pero no el dolido. Siento que perder el control me costará mucho y es la primera vez que no lo tengo. Entra, sale, entra, sale y siento cómo se construye el orgasmo. Sus venas marcadas en sus brazos, la fuerza en bruto me pone más y entierro mis uñas en su espalda. Fausto está soltando todo, su control a la altura y me niego aceptarlo. Se corre en silencio, su mandíbula tensa y muerde su labio inferior. Su tic me atrae, quisier

go que... -soy interru

ce una reverencia -. Luego de co

es de disfrutar sin sentimientos. Vive el

puso en alto y mi mente perversa se va a lo bien que lo utilizó-. ¿Crees que no me di cuenta del bloque entre nosotros? -estoy hartándome de su cuestionamiento-. Pues para que lo sepas es enorm

ue nada. Fui fría y me contuve, pero soltarme en la cara sin máscara, al calzón quitado me tiene de

iga que es mi primera vez en las caballerizas. -Con

caballeriza, ni en mis sueños

s fluidos hablan por sí solos. No me engañas Kendra. -Su rost

lada, él retroc

món está e

l cubículo y se vol

ntó -comentó arrogante-. ¿

es y tu deuda -no encuentro la manera de explicarme-. Lo puse al tanto del nombre que me diste -levantó

sted no confía en mí -lo encaré para disimular lo mal que me ha dejado este revolcón-.

ará pasar un infierno, así seas culpable o no -necesito que entienda el terreno que pisa con mi tío-. Estoy con

nado, antes lo montaba más seguido, pero ya ni cinco minutos pasa en la caballeriza. Siento que

Nube en la caballeriza de Trueno, ponla cómoda

n, quiero ser cuidadosa

minados en esta finca... -me

preguntando,

ia fuera y sus pasos siguiéndome. Suelto a Nub

ted hoy. -Su sonrisa

te ref

ncubres y ahora se queda con la yegua qu

oda a Nube. Cuando iba a abrir la boca para decirle hasta d

, Kendra

on las manos en las rodillas y trata de calmarse para así poder hablar. En eso Fausto nos mira a ambo

o -comento y el joven se levantó, lo

razón se detiene y espero lo peor

tengo su camisa gris y con mi

e y Fausto me sostiene por la cin

Insolente se mete de metiche-.

i con eso, logro que tenga ayuda lo haré. -El joven h

-Casi aplaudo a Fausto por apresurarlo y

ríamos linchar y míranos ahora,

hablar porque su no

novio -aseguro y

tiene y mis ojos se han abierto de p

ado una bofetada verbal

a buscarla al Penthouse. El guardaespaldas me dejó entrar a verla p

orazón late con fuerza y con mi

s lágrimas le corrían por sus mejillas y sé que tú la harás reaccionar. Ve ayúda

no tiene caso y continúo caminando. Estoy a pasos de llegar a la entrada de la parte de atrás y me detienen por el antebrazo. Me siento acorralada

uéltame! -me retuerzo y é

igo, no i

angustiada-. Se trata de m

daespaldas. -Me suelta y sin darme tiemp

ia la casa y subo de dos en dos los escalones. Me tropiezo en el pasillo con R

-apreté el tabique de la

te gustaba coger Kendra -alarga la man

nto tiempo juntos y no pu

nes y te das una arregladita puede que tengas suerte. -Le d

aque Fausto y guarde de recuerdo. Agarro mi bolso, el celular y me encamino hacia el pasillo. Mi mente gira como una rueda, no puedo creer que tenga no

erden nos vemos en el Penthouse. -

o, Fausto abre la puerta

a? -ahí está el apodo

él rodea el carro y sube e

e tener la voz canta

co, cinturón. -No espero con

on Camillia. ¿Cómo la encontraré? ¿Podré lograr que me

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