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El zumbido del aire acondicionado apenas disimulaba el palpitar de mi corazón mientras repasaba las temidas preguntas para el examen de ciudadanía estadounidense. Mañana sería Sofía O' Connell, pero un mensaje de un número desconocido, "Sofía. Soy Miguel. No vayas al examen", lo cambió todo. Miguel, mi hermano, desaparecido hace tres años y dado por muerto, aparecía de la nada con una advertencia críptica mientras el número se esfumaba de mi teléfono. Mis padres adoptivos, los O' Connell, esa pareja tan cálida, revelaron marcas extrañas bajo su piel, "WT-07", "XT-04", y una furia inaudita cuando vieron la pulsera que Miguel me tejió. ¿Quiénes eran realmente? ¿Por qué esa obsesión con mi ciudadanía, usando a Miguel para manipularme, mientras su amigo Ricardo, supuestamente mi salvador, resultaba ser otro eslabón en esta cadena de engaños? La verdad se me reveló en un mensaje que vibró directamente en mi mente: "SALTA. SOFÍA" .