omo un tambor. Martha estaba todavía en el comedor, ordenando los libros.
zás solo era ella. Quizás David no sabía nada, quizás
mpecé, mi vo
Su rostro era se
emos que irnos si quieres
uponía que el examen e
?", pregunté
a de los libros. "Para que te dé algo para los nervios. No p
mbre amable, de voz suave, que siempre insistía en que mis re
tía como una red que se
justo donde el cuello de su camisa se abría. Por un instan
y letras apenas vis
-0
e escapó de
tam
ran imp
por un terror helado y absoluto. Estaba sola. Atrapada con
un médico que formab
as quedado pálida", dij
atrás insti
sa", mentí, señalando su
ceño, y aprovechó para abrocharse
Andando, se no
o fue una caricia, fue un gesto de control. Me guiaron hacia la pue
ué tenía que ver todo esto con Miguel? ¿Por qué querí
beza, pero no tenía respuestas. Solo un
mundo exterior. Las calles familiares, las luces de la ciudad. Todo parecía
. De vez en cuando, sus miradas se cruzaban en el espejo retrovi
ntrar una mane
erradura de la puerta, la ventanilla, el tráfico. Mi mente, que minutos antes estaba
advertido. No
El examen no era el ob
ayendo direct
eguntó Martha desde el asiento dela
r", mentí, forz
staba cooperando. Tení
a solo por
lo que ne
-