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e 99 veces. Yo era una estudiante de arte sin un peso, pagando
ra matarme en una vieja cabaña junto al lago. Lo llamó un "acciden
anunciar su compromiso con la mujer que acababa de intentar asesinarme. Entonces,
o mientras yacía allí, rota y sangrando, me di cuenta de a
la única heredera de un imperio global. Y finalmen
ítu
vista d
mi ser en nuestra vida, una estudiante de arte con dificultades económicas financiando nuestros sueños compartidos, creyendo en u
mi coche con una llave, salpicado pintura en mis lienzos y, una vez, incluso saboteó mi estufa, causando un pequeño incendio. Alejandro siempre tenía una excusa, un suspiro cansado
fue en la inauguración de una galería en Polanco. Me
siseó, su aliento cali
jando un feo arañazo rojo y ardiente en mi piel. Alejandro me en
lengua, como si mi do
ramática, ¿no crees? Solo
furia se encendió, pero él solo susurró sobre el "estado frágil" de ella, q
gando que pensó que yo era una ladrona. Aterricé con fuerza, mi tobillo se torció con un chasquido nauseabundo que resonó en mis
ayudándome a levantar. "Isabella solo es
ojo, casi superficial. Dijo que estaba exage
entímetros de mí mientras cruzaba la calle. Grité, mi corazón martilleando
teñida de molestia. "De verdad ne
que se aleja
r un mal día. A veces
ón. Un mal día. Por
ó en la vieja y abandonada cabaña del lago que usábamos para nuestros proyectos de arte. El aire estaba cargado del olor a h
?", gruñó, levantando el remo
e ese er
o a ella, un destello indescifrable en su mirada. Se abalanzó hacia adelante, apartándola justo cuando ella lanzaba el golpe. El remo falló mi cabeza p
on la voz tensa, pero sus ojos ya
ba de intentar matarme!", jadeé, mi voz ronca d
mis uñas claván
! ¡Llama a la policía!
razo, su mirad
un accidente. Isabella nunca t
acia la ruinosa cabaña, hacia la puerta abierta, hacia cualquier cosa menos mi rost
gre. El sabor a cobre llenó mi boca. Mi amor por él, que un
iento de sus hombros. Yo era una víctima, un daño colate
o de dolor y traición. Sentí un golpe seco cuando mi cabeza
n una cama de hospital, el olor estéril quemando mis fosas nasales. Mi visión era borrosa,
labras atravesaron la niebla del dolor, despertánd
eputación?", ronroneó una voz empalag
taba teñida de una determinación escalofriante. "Sofía siempre fue solo... un escalón. Un arreglo t
erca y tonta, se marchitó y murió en ese mismo instante. No fue una explosión repentina, sino una re
usa, Sofi", había susurrado, sus labios trazando los míos. "Mi todo". Me había prometido un futuro, me dijo que yo era la única que realmente lo entendía.
noche, mis dedos temblando. Con el recuerdo de su voz crue
ía. Necesito que vengas por mí. Y dile a papá... qu

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