Instalar App
Historia

Capítulo 4

Palabras:1532    |    Actualizado en: Hoy, a las 15:38

vista d

ahogados. Esta noche, Alejandro Garza e Isabella Guerra celebraban su compromiso. El aire estaba cargado del aroma de lirios y

. Alejandro, apuesto e irradiando un falso encanto, interpretaba expertamente el papel del prometido devoto. Le sonreía a Isabella, una sonrisa que un

alón, donde se suponía que yo debía estar. Un destello de inquietud cruzó su rostro antes de que se recompusiera, su sonrisa a

ión. La señora Elvira, la administradora, entr

me pidió que le trajera algunos refresco

o otra amenaza velada. Sabía que Alejandro me querí

je, mi voz firme. Aparté la tabl

a familiar principal, la única forma de llegar a la gran escalera que conducía directamente a

ro, amplificada por el sistema de sonid

aquí. Mi dulce Sofi, por fav

tómago. Estaba tratando de engatusarme para que saliera, de control

vira se abrieron, una me

está llamando, seño

na lenta sonrisa exten

urón. Su grito ahogado de sorpresa fue tragado por

efecto, cerrada. Mis dedos torpes buscaron la cerradura, mi corazón martilleando contra mis costillas, un emocion

s se volvieron hacia mí. La música vaciló. Alejandro, que estaba a

u voz una súplica c

ce un fantasma!

la?", susurró

alimentados por la confusión y el desdén. Yo

sus ojos desorbitados por

haciendo! ¡No debe

arrastrarme de vuelta a las som

recién reconocido de Alejandro, un hombre cuyos rasgos severos ahora parecían furio

o. Corrió hacia adelante, arrojándose a los brazos de

sionada contigo, señor Garza! ¡Simplemente no

. Apretó su brazo alrededor de Isabella, un respaldo silencioso a sus mentiras. Mi corazón, ya mue

do el silencio atónito. "Diles la verdad. Diles

sus ojos moviénd

ando", murmuró, su

un barniz de arrepentimi

nocida. Claramente no está bien.

o. "¿Llamas 'no estar bien' a tres años de mi vida,

ro dos corpulentos guardias de seguridad se materi

l señor Garza padre, su paciencia clara

ojos. No vio a la mujer que lo había amado, sino un

de toda calidez, de toda vacilación. "Y

ron con los de Alejandro. No había remordimiento, ni arrepentimiento, solo un vacío escalofriante

salón, una nueva voz, baja y

per

dido, sus ojos buscando. Entonces, otro grupo de guardias, más altos, más anchos, sus rostros

spetuosa. "Parece que tenemos un pequeño problema. Hay

ó hac

s las nuevas introducciones a la familia... necesita ser investiga

adre se entrecerraron. Mir

lejandro? ¿Ella con

tamudeó, su r

no. Quiero decir, ella er

ras. Cualquier pareja potencial para el heredero debe pasar una verificación de antecedentes. Y cualquier individuo que

una c

torial con el personal de los Garza y, de hecho, con el

orden y tradición. Una violación de sus reglas era una afrenta p

esto de inmediato. No tendremos tales... cabos sueltos en un

fuente ornamental en el centro del salón, sus aguas brillando bajo las luces. Sus ojos, una vez llenos de un falso amo

odría intentar ayudarme. Pero entonces su agarre se apretó, no con suavidad,

ñó, su voz un susurro bajo y furioso. "

ntina brutalidad. Isabella observaba, una sonrisa cruel jugando en sus labios. Luché, pero

yo mismo

abajo. Me agité, desesperada por salir a la superficie, pero mi cuerpo se sentía lento, lastrado por la tela, por el dolor, por el puro horror de su traición

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY