vista de
rioso de las luces del salón. Mi corazón retumbaba en mi pecho, un frenético redoble contra mis c
, su rostro ceniciento, sus ojo
a! ¡Y ni una palabra de esto sale de esta
amenaza silenciosa y desesperada. Mi fu
ban con cuidado, su vestido empapado aferrado a su esbelta figura, su rostro alarmantemente pálido. Su cabeza se inclinó hacia un lado, un moretón o
, se deslizó a mi lado. Pasó su brazo
va. "Estaba simplemente histérica, ¿no es así? Tratando de
un brillo agudo y calculador.
tado Sofía. Las palabras de Isabella, aunqu
voz ronca. "Est
a los pocos invitados que aún susurraban, sus o
mente seguía reproduciendo el rostro pálido de Sofía, la forma en que se quedó flácida en el agua. ¿Est
fía. Su tranquila determinación, su lealtad inquebrantable, su ridículo y desinteresado amor. ¿Realmente había tirado todo por la
rtas ahora cerradas, el camino por donde se habían llevado a Sofía. Una sonrisa sutil y cruel jugaba en sus labios, una si
sentí una oleada de urgencia desesperada. Necesitaba saber. Necesitaba confirmar.
a con ropa seca y cómoda, pero aún inconsci
oz baja. "Y un corte profundo en la frente. Está
sobre el estómago de ell
Perdido sangre? No. No.
í, un miedo repentino y pr
us labios apretados
emorragia interna... no es buena. Tiene suerte de estar
o. La arrojé a la fuente. Pero las heridas anteriores... las
ulosa al principio, luego agudizándose, endureciéndose en una esca
. mon
ustificada, me invadió, eclips
ndignación. "¡Tú eres la que irrumpió en mi fiesta de compromis
nfocados, ardían con una inte
te bueno sacrificando a otros para tu propio beneficio
débil, y una mancha de sa
uestro bebé,
e físico, robándome el aire de los pul
deé, mi voz temblando. "¡No hay ni
chando desde la puerta, con el
oz estridente. "¡Siempre ha sido una manipu
mi atención completamente en
hora, teñida de una esperanza
ojos llenos de un dolor tan p
, una lágrima escapando de la comisura de su ojo. "Una sorp
había ido. Por mi ambición, por mi cruel indiferencia. La compren
i angustia, me rod
o. ¡Está tratando de mani
iendo con una rabia rep
a!", rugí. "¡Fue
a Sofía, mi p
no lo sabía. Lo ju
ro ella se apartó,
audible. "Elegiste tu ambición por encima de todo. Por encima de mí. Por encim
golpe, ardiendo con una
Alejandro. Te lo
cable oleada de miedo. Esta no era la Sofía que conocía, la artista gentil y perdonadora.
do. "Manténganla aquí. Bajo vigilancia. Sin visit
or en sus ojos. Tenía que contenerla. Tenía que controlarla. T

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