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Historia

Capítulo 5

Palabras:1183    |    Actualizado en: Hoy, a las 15:38

vista de

rioso de las luces del salón. Mi corazón retumbaba en mi pecho, un frenético redoble contra mis c

, su rostro ceniciento, sus ojo

a! ¡Y ni una palabra de esto sale de esta

amenaza silenciosa y desesperada. Mi fu

ban con cuidado, su vestido empapado aferrado a su esbelta figura, su rostro alarmantemente pálido. Su cabeza se inclinó hacia un lado, un moretón o

, se deslizó a mi lado. Pasó su brazo

va. "Estaba simplemente histérica, ¿no es así? Tratando de

un brillo agudo y calculador.

tado Sofía. Las palabras de Isabella, aunqu

voz ronca. "Est

a los pocos invitados que aún susurraban, sus o

mente seguía reproduciendo el rostro pálido de Sofía, la forma en que se quedó flácida en el agua. ¿Est

fía. Su tranquila determinación, su lealtad inquebrantable, su ridículo y desinteresado amor. ¿Realmente había tirado todo por la

rtas ahora cerradas, el camino por donde se habían llevado a Sofía. Una sonrisa sutil y cruel jugaba en sus labios, una si

sentí una oleada de urgencia desesperada. Necesitaba saber. Necesitaba confirmar.

a con ropa seca y cómoda, pero aún inconsci

oz baja. "Y un corte profundo en la frente. Está

sobre el estómago de ell

Perdido sangre? No. No.

í, un miedo repentino y pr

us labios apretados

emorragia interna... no es buena. Tiene suerte de estar

o. La arrojé a la fuente. Pero las heridas anteriores... las

ulosa al principio, luego agudizándose, endureciéndose en una esca

. mon

ustificada, me invadió, eclips

ndignación. "¡Tú eres la que irrumpió en mi fiesta de compromis

nfocados, ardían con una inte

te bueno sacrificando a otros para tu propio beneficio

débil, y una mancha de sa

uestro bebé,

e físico, robándome el aire de los pul

deé, mi voz temblando. "¡No hay ni

chando desde la puerta, con el

oz estridente. "¡Siempre ha sido una manipu

mi atención completamente en

hora, teñida de una esperanza

ojos llenos de un dolor tan p

, una lágrima escapando de la comisura de su ojo. "Una sorp

había ido. Por mi ambición, por mi cruel indiferencia. La compren

i angustia, me rod

o. ¡Está tratando de mani

iendo con una rabia rep

a!", rugí. "¡Fue

a Sofía, mi p

no lo sabía. Lo ju

ro ella se apartó,

audible. "Elegiste tu ambición por encima de todo. Por encima de mí. Por encim

golpe, ardiendo con una

Alejandro. Te lo

cable oleada de miedo. Esta no era la Sofía que conocía, la artista gentil y perdonadora.

do. "Manténganla aquí. Bajo vigilancia. Sin visit

or en sus ojos. Tenía que contenerla. Tenía que controlarla. T

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