a una fortuna. Yo nunca había hecho eso. Era
e. Las mismas mujeres que me habían acusado an
era una borracha
a preocupación. "Oh, Dios mío, Lina. ¿En qué lío te has metido ah
me venía encima. Est
entre la multitud. Su rostro e
cartera, contó los dos mil peso
se", le
oy me agarró del brazo, con la misma fuerza de antes, y me
no...", empecé a deci
z peligrosamente baja. "Solo una pal
r. Temblé, no de frío, sino de miedo y frus
tuviera decidiendo qué hacer conmigo. Luego, sin d
, sola y derrotada. ¿P
brió de nuevo. Era Roy. Dejó una bol
la casa", di
o de la bolsa había pan, queso, jamón y una botella de leche. Un pequeño g
ostrarles a todos, y sobre todo a él, que había cambiado
rina que encontré, me puse a trabajar. Amasé, horneé y p
n una canasta y salí. Mi plan era simple: ofrecerlo
es, me miró con desconfianza, pero aceptó un pan
e por el ruido de antes",
que mi plan funcion
ma vez que Lina cocinó algo, convenció a mi pobre madre de que
tuvieron. La duda
ez, yo esta
, Sasha, ¿te refieres a cuando me dijiste que si actuaba como una tonta, Roy se preocuparía más po
por uno. Las caras de las vecinas cambiaron de l
rimas, esta vez lágrimas de
i voz quebrada. "Me hiciste creer que era l
nipuladora!", "¡Qué víbora!". Sasha, pálida y furi
pie al final de la calle, observando toda
minar hacia él, queriendo explicarle,
me dej
ó de vuelta a la casa por terce
a de nuevo. Me
tus deudas, compra lo que quieras, pero por e
i mano. Era un símbolo de su co
abajar. Puedo cuidarme sola", dije, m
iolentos en la puerta nos interrumpieron. Era la m
. "¡Su esposa ha vuelto loca a mi hija!