na Santos no es
ubia respondiera, la mujer le ordenó a su guardaespalda
señ
cierto recelo, mientras Elena se reclinaba
-preguntó entonces.- Ne
aún no ha llegado -r
ió de la biblioteca y fue hasta la p
vigilantes principales sobre custodiar la entrada y sali
nla sin hacerle daño. -giró
otros se detenía. Volteaba constantemente hacia atrás para ver si alguien podía estar detrás de ella siguiéndola, an
r ligeramente iluminado, aquel lugar le era totalmente desconocido. En su cabeza sólo recordaba las instrucciones de la joven mujer que la ayudó a salir de la habitación donde la había encerrad
i había confiado en la persona equivocada? ¿Si aquella mujer estaba tratando de engañarla? ¿Y si le estaban tendiend
ación por habitación, descartando la posibilidad de que
s que pudo, había una puerta entreabierta y entró para
os de placer de la morena eran ahogados. Su amante, le cubría la boca con la mano, impidiendo que sus gemidos fuese oídos a plenitud.
quel lugar. Dio un paso hacia atrás, asomó la cabeza hacia el pasillo y vio a lo lejos la silueta de
ier sonido que pudiera delatarla. Se rodó con sumo cuidado, intentando no hacer crujir el suelo n
ió con lentitud, intentando no interrumpir a la pareja. Se deslizó hacia la pared opuesta, intentando fundi
, desde allí también podía observar la perturbadora escena sexual entre la pareja de amantes. Su corazón latía con tanta fuerza q
espaldas, no lo vio pasar. Se entretuvo entonces en detallar a la pareja de amantes. Aquel hombre era perfecto,
hombre y sus gruñidos al penetrar a aquella mujer, la abrumaban. Liliana se
ontraba a pocos metros del último dormitorio que le faltaba por inspeccio
Aguarda un momento -Le ordenó, mientra
-Se volvió hacia ella.
dad- Mi madre desea hablar con él y no sé si ya lleg
mite debo continuar con mi trabajo -esgrimió y Emma sonrió de forma burlona. El guardaespaldas frun
Santos, 'mi cuñada' -Le respondió
azo con fuerza, atrayéndola hacia
everidad mientras la sujetaba con fuerza:- Conte