ron en vano, el hombre caminó de prisa sin volver la vi
edo y la incertidumbre que la abrumaban en ese instante. Miró a todos lados sin saber qué hacer, a lo lejos vio la parada de t
rupta, el hombre vestido de saco y corbata negra, descendió
ni? -preguntó, sujetándo
estaban a punto de salirse de su órbita
ién es
hombre y la obligó a subir a la cami
aba no sólo en el tono de su voz sino en su mirada- ¿Qui
parcamente el conductor, mientras
n ubicado en el apoyabrazos para abrir la ventanilla, mas no consiguió abri
verla y sonrió de forma mal
Nada de lo que haga par
ndada por todas partes, sino que era híbrida una parte
na palideció al oí
éjeme salir de aquí -
ocupó en responder la llamada entrante. Habló en perfecto itali
potere. -En aquella respuesta, el hombre le informó a su j
e referían a ella, cuando aquel hom
dado a buscar? Se p
e se tratase de Enzo; la segunda y en el pe
era serviría para escapar de sus captores. Respiró profundamente manteniendo en el fondo de su corazón, la
la se detuvo a observar el paisaje nocturno. A ambos lados de la solitaria carretera, sólo podía verse grandes arbustos, dispuestos en una larga hil
coche se detuvo frente
n con rapidez dando mayor t
de los hombres abriendo la p
abeza del asiento delantero. Finalmente salió de la camioneta algo aturdida. El guardaes
van? -interrogó
eguntas, señora. -ti
imando, animal. -esgrimió. La mirada os
y quejas se aclararán muy pro
la empleada de servicio, elegantemente vestida
biblioteca
ntras ella observaba con asombro aquel lujoso lugar. Aunque su casa era hermosa y ostent
uchó la voz de una mujer. El guardaespaldas movió el picaporte con precisión y una
enredándose con la falda de su largo vestido
a solas
ana la miró con lástima, como si estuviese viendo a una criatura indefensa
de los dedos que le era propinado por Elena con su bastón. Un grito de dolor escapó de sus labios, y sus ojos se llenaron de
ario, y se desplazó por la lujosa oficina con una confi
reguntó Liliana, a p
ugnancia, sus labios fruncidos y sus ojos entrecer
que has podido encontrar en tu v
r sentía hacia ella, pero jamás imaginó qu
? -preguntó Liliana
tia, sus ojos llenos de lágrimas y su boca t
u mano como si fuera una cuerda. Luego, con un movimiento brusco y violento,
ando sus palabras- ¿Estás preparada para escuchar esto? -Esta vez sus palabr
a a punto de caerse, y su mirada se clavó en su s
jo, ha