miedo y la desesperación hubieran estrangulado sus palabras. La f
que no sólo no sería fácil salir de esa habit
alguien descubriera donde estaba. Sabía que no alcanzaría a hacerlo p
tana! -m
ñado, iluminó su rostro pálido y desencajado. La posible vía de escape que había imaginado, se convertía en un
se desvaneció como el humo en el aire, siendo reemplazada por l
rpadeo fuera suficiente para cambiar la realidad, pe
renderla. Dio un paso hacia adelante con dificultad, sus piernas estaban rígidas como si sus músculos se hubieran entu
scar dentro de aquella extensa habitación, una forma de escapar. Descartó rápidamente la idea de
s estaba cerrada. No conseguía abrirla, sus fuerzas eran escasas. Tenía los dedos lastimados y una d
llevándose el d
bre el mesón de mármol, maniobrando para no caerse. Observó
y se dirigió a la biblioteca para encontrarse con su madre. L
a tan conten
a biblioteca. Elena aguarda
lessandro.
trago? -preguntó y
a puerta del estante con un suave clic, revelando en el interior de éste, las botellas de licor alinea
un vaso de cristal y se sirvió un trago. Luego se desplazó hacia el sofá de cuero se
reunión con su madre. Llevó el vaso a sus labios y bebió un trago con un movimiento lento y d
as madre. -pregunta con
e esta casa, ahora que Enzo no
ser su reemplazo. -Las palabras de Alessandr
traumas de infancia. -espetó- Te necesito aq
amó con asombro- Pensé que era más ingenua. Bu
ingenua, engatusó a Enzo,
lvió y lo puso contra toda su familia. -El sarcas
. Mas, Alessandro son
ionó- Todo lo que Enzo hizo fue porque le vino en ganas. Simple
mano, mucho menos para d
irritado ante la aseveración de su madre-. Lo único que
él ha tenido todo lo que tú no has podido, ni pod
un trago grande de licor y se levantó del asiento. Col
eció. -dijo y salió de la biblioteca mientras su madre, escolarizada derrum
ía aún algo pendiente por resolver. Las palabras de su madre siempre lograban saca
acercándose a la puerta y
ser -susurró, te
quel hombre est
tendría es