l móvil de su bolsillo, estaba aguardando por aquella llamada, por lo que se dirigió
rse. Exhaló un suspiro hondo, s
reporte de los guardias principa
e la mansión. -espe
tragado la puta tierra. Busquen donde sea, hay qu
ta, sin obtener resultados positivos. Aquella mujer no podía andar muy lejos, tenía que estar escondida en alguna parte. Tampo
aba?, ¿a dónde
mentido diciendo que Liliana Santos había escapado,
dormitorio. -mur
inutos atrás a la pelirrubia. La puerta estaba cerrada
a, abra p
l -Le gritó ell
rta. Tengo órdenes de su mad
, abrió la puerta de par en par y le mostr
r ti mismo que mi quer
ción, mientras Emma cerr
la puerta abi
iedo quedarte a solas con
onmigo, Emma
mientras tomaba asiento en su cama y seguí
ente del baño se reflejó en su rostro, iluminando sus facciones marcadas y su cabello corto y oscuro. R
Santos n
imiento brusco, revelando un interior lleno de ropa y accesorios. La luz del vestíbulo se reflejó en las prendas colgadas. Revisó
apoyó una de sus rodillas en el piso, manteniendo la otra semi flexionada, luego encorvando su espald
ba acariciando como a un cachorro dócil. Aunque la acción de la pelirrubia le parec
el juego a la chica caprichosa, se mantu
esa habitación, se incorporó ligeramente, no sin an
ella, la tomó de ambos brazos y
Dónde está escondida?
respondió de forma impersonal provoc
Su incipiente barba dejaba el rostro de la chica enrojecido y ardiendo. Mas, eso no era lo único que ardía d
ntras él acariciaba y apretaba sus pechos cu
otro, dejando ambos humedecidos y brillantes. La pelirrubia gimió de placer, al sentir como sus manos rústicas le acar
l guardaespaldas. Franco consciente de que tenía los minutos contados, se apresuró a poseerla, la hizo girar de e
a su amante, él le separó los glúteos e introdujo su mi
a acalorada discusión con su socio. Se detuvo frente a la puerta d
, levantó la cortina y sonrió con malicia. Comenzó a quitarse la ropa, necesitaba re
asta el baño para