lo gris y furioso se suavizó a un azul apacible, el mar em
rde, sus helicópteros y barcos rodeando el campo d
stado en el océano durante horas después de que el yate se hundiera, ignorando las súplicas de Ginebra y los llantos de Leo, sumergié
ó, cuando fue sacado, medio conscien
do la interminable extensión de azul, su mente reproduciend
agarrando su brazo-. Tienes que ac
r su arruinada celebración de cumpleaño
en sus oídos, la imagen de mi rostro grabada en sus retinas. Su cuerp
ardiendo. El agua estaba llena de restos, trozos afilados de me
s comenzaron a acalambrarse, agarrotándose en el agua fría.
flotando justo debajo de la superficie. La alcanzó, u
ena
lmente lo envolvía, su cuerpo hundiéndose en
tico llenando sus fosas nasales. Estaba en una cama
hubiera roto. Soñó conmigo llorando, mi rostro surcado de lágrimas y sa
masa destrozada y podrida. Escuchó
po agitándose contra las sábanas blancas
tando de calmarlo, su ta
sus ojos desorbitados. -E
voz dura-. La guardia costera suspendi
o la cabeza-. No está m
zo e intentó salir de la ca
a apartó, su fuerza regresando co
s para sí mismo que par
ación cuando su teléfono, que una enfermera
su mayordomo, s
te para usted. Del aboga
n se c
rcio, señor -tartamudeó el m