un saco de basura que estaba sacando. Me arrojó sobre un colch
có una tira de tela de una sábana vieja y comenzó a limpiar
o y amenazante-. Te quedarás aquí hasta que ap
la aterradora finalidad en su voz
fue convocado. Me miró, yaciendo rota e
lastada, apenas puede respirar. Y su pierna... el hueso está destrozado. Es una fr
r. Pero todo lo que salió fue
llo de algo en los ojos de Esteban. Un fanta
tan rápido c
sus otras heridas. Pero deja la pierna. Quier
audió encantado. -¡Bien! ¡Ahora
alterado en su rostro. Sus ojos se encontraron
mano. Lo reconocí. Era un ácido altamente concen
z melosa-. Parece que tiene m
olor acre llenando l
convicción. Estaba mirando mi cara, el fantasma de la
y rápidos, contorsio
cupas por ella,
iera responder,
picó mi pier
fuego vivo y devorador, comiéndose mi piel, mi músculo, mis nervios. Me a
rne quemada
s gardenias, Elena? ¿Tus flores favoritas? Las maté a tod
an por mi cara. Podía ver el blanco de mi propio hue
ionera en un mundo de oscuridad y dolor. Todos los días, Esteban bajaba y tomaba
drida. El sudor frío empapaba mi ropa, mi cabello. Me quitaron el
io. Los papeles que le había engañado para que firmara. Había un per
e sobrevivir
a el proceso? ¿Y si estaba atrapada con él, así, para sie