nía, con cada parte de mi cuerpo tocando su propia nota tortuosa. Me palpitaba la cabeza, me
nguir una figura de pie sobre mí.
ejarme, poner distancia entre nosotros, p
enó, su voz desprovi
e los hombros. Leo estaba de pie, obser
vimiento envió una nueva ola de dolor a través de mi cuerp
! -repitió Esteban, su
de vidrio más grandes de mi piel. Cada tirón era una nueva explo
los empleados de la casa se reunieron nerviosamen
rostro desmoronándose en una máscara de deses
resonando con falsa angustia-. ¿Por qué te harías es
s de cocodrilo. -No está bien. Intentó suicidarse después d
menzó a llorar a la señal. -Leo, cariño, no mires.
la fiesta, me miró con una mezcla de lástima y a
a que tenía los cortes más profundos.
evo. La sangre brotó de las heridas reabiertas, ma
máscara de piedra. Hizo un gesto para que Ginebra viniera a ayudarlo, y ella lo hizo
Ginebra al personal-. Por su propia seguridad, Esteban
storia de la esposa inestable y violenta. La puerta se cerró
ble. No podía moverla. Ni siquiera
de vidrio. Luego ordenó que viniera un médico de s
s cortes son profundos. Y su pierna... parece que la caída causó un daño grave al hueso.
. Trata lo que puedas aquí. Limpia los cortes
onvirtiera en una lisiada. Una prisioner
teban, su voz bajando a una calma hela
tra de sangre. Se refería a la
en silencio. Sabía que era mejor
entida, en sus ojos. -Te lo compensaré, Elena. Te compraré lo qu
ó de nuevo. -Pero harás est
cosa muerta y pesada en mi
mientras el médico suturaba los peores de mis cortes, mis lágrimas sil
ntó en el borde de la cama, su
me, Elena -dijo, su voz un g
ante pero que se sintió como la marca de un esclavista.
y la horrible realidad de mi nueva vida. Una vida como u