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"Siete días, Catalina," me dijo el doctor, condenándome a la extinción. Como la "personalidad de batalla" de mi hermana gemela, Valeria, he sido la protectora incansable de La Fortaleza, soportando la crueldad del mundo postapocalíptico. Pero para mi amado Máximo y mi primo Roy, yo era solo una herramienta que usar y guardar, mientras idolatraban a la frágil y manipuladora Valeria. En el colmo de la traición, en mi cumpleaños me exigieron que "desapareciera" para que ella viviera "feliz", entregándome a un misterioso doctor para una "extracción de conciencia". Observé, desde la oscuridad de mi mente, cómo Máximo y Valeria consumaban su amor, cómo Roy me regañaba por la "debilidad" de mi propia hermana, y cómo Valeria, cobardemente, me ofrecía como sacrificio final para evitar un simple pinchazo. ¿Cómo era posible que todo lo que había sacrificado me fuera devuelto con semejante desprecio? Mientras mi conciencia se desvanecía ante la aguja de la Fundación, no entendía por qué, justo cuando pensaba que iba a ser libre, el dolor y la humillación se multiplicaban. Hasta que abrí los ojos en un cuerpo que creía ajeno, y la verdad se reveló: nunca fui una segunda personalidad, sino un alma separada, prisionera del miedo de Valeria, y ahora, en los brazos del hombre que me salvó, era por fin, dueña de mí misma.