ojos y m
eleado por cada segundo de control, por cada momento
de donde podía observar el mundo a través de los ojos de Valeria sin poder i
ulos de su rostro se relajaron en una sonrisa dulce y tímida. Su po
¡Feliz cu
nmigo. Máximo la rodeó con sus brazos, besando
uces tenues. Había un pastel, un lujo casi impensable en este mundo roto. T
o un eco lejano y doloroso. A mí nunca me habían celebrado
ria, con una modestia perfectamente ensayada. "Yo no he
as risas
riciando su mejilla. "Tú nos das espe
te. Luchaban porque y
solo hace lo que tiene que hacer. Pero
ba protección constante. Esa era yo, la c
ba un chiste y ella reía, una risa cristalina que a mí nunca me salía. Vi
a abajo, a mis manos fantasmales. En mi muñeca, donde una vez estuvo grabado mi
an sei
menzado. Y por primera v