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Ricardo estaba en la cima del mundo, un arquitecto de sueños detrás del telón de la famosa influencer Sofía, su esposa. Él construyó su imperio digital, mientras ella brillaba, pero la llegada de su examante, Alejandro, desató una tormenta. Cuando sufrió un accidente, con su mano destrozada y necesitando una cirugía urgente, ella le negó el dinero con una frialdad escalofriante. "¡El dinero es para 'la marca'!", le espetó, mientras usaba esa misma fortuna para una suntuosa fiesta de bienvenida a Alejandro, con fuegos artificiales que iluminaron toda la Ciudad de México y una humillante travesura al final. "¿Por qué esta mujer, a quien le dio todo, lo trataba con tanto desprecio mientras colmaba de lujos a un ex?" En ese coche, parado en mitad de la avenida, con la tarjeta de crédito negra en su mano como un insulto, Ricardo tomó una decisión irreversible. Se levantó, se despidió del pasado y, al bloquear a su esposa de sus redes sociales, Ricardo empezó a construir su propio futuro, uno donde su talento, su sanación y su libertad serían los únicos protagonistas.