. Sofía exigía perfección. Ricardo caminó por la sala, pasando junto a los retratos de ella qu
s. La ira ya no era su motor.
sentó frente a su computadora, el dolor en su mano derecha era un recordatorio constante de l
onda, por qué tan tarde?", la voz alegre
teo. Oye, nece
ras, hermano
mismo", se adelantó Mateo, conociend
nta. Mateo, que apenas llegaba a fin de mes con su propia startup de diseño, le of
ueno, no exactamente. Quería preguntarte... ¿todavía
No era el silencio calculador
Lo dices en serio? Ricardo, he tenido esa vacante abierta para ti durante tres año
carrera, que no se convirtiera en la sombra de Sofía. "Esa mujer te está usando, Ricardo. Eres uno de
Mateo. En cuanto su marca despegue, vo
so habí
io, Mateo. Quie
blemente bien. Cerramos una ronda de inversión grande. El puesto ahora no es solo en México. Estamos abriendo una p
andro, de esa vida que lo estaba asfixiando. La idea era
dudarlo un segundo. "
temprano despertarías. Te mando toda la información mañan
Mateo. D
Para eso estam
iró su computadora, el software de diseño abierto en la pantalla. Miró su mano derecha vendada. El
-