ra Sofía. Por un momento, Ricardo consideró no contestar, pero sabía que eso solo empeoraría las cosas. Des

? ¿Se puede saber qué demon

jado en la última publicación de Alejandro, el exnovio de Sofía. Una foto de un reloj carísimo, un regalo de ella, con una leyenda preten

rdo se habría defendido, habría levantado la voz, y habría

esta

ardo, y su propia voz le son

Sofía no esperaba esa calma. Estaba prepara

ndo mi imagen! La gente está especulando, mis patrocinadores

a, manejando sus redes, tomando cada una de sus fotos. La marca que se alimentaba de su talento y su sacrificio, mientra

dijo Ricardo, mirando su mano derech

ediato. La ira se convirtió en

dijiste que estabas ocupado

na cl

rla. Su voz se volvió cau

verdad? Sabes que el presupuesto de este me

n humor. Incluso ahora, su primera supos

moto", la interrumpió.

la, pero su preocupación sonaba superficial, como un

l doctor dice que si no se opera pron

cirugía?", preguntó

la, que acababa de firmar un contrato de seis cifras con una marca de luj

charla hacer los cálculos en su cabeza, sopesando

y decidida. "No podemos gastarlo en tus caprichos. Ya veré si te puedo

ano destrozada

a través del teléfono, una voz mascul

e noto rara. ¿Pasa al

Así se re

me un segundo". Volvió al teléfono. "Mira, Ricardo, ahora no puedo ir por ti. Alejand

ó Ricardo, aunque la frase salió sin fuerz

es una emergencia. Te mando

cardo pudiera res

llegaban cuando Sofía lo decepcionaba. Pero no sintió nada. Absolutamente nada. Solo un vacío inmenso y una extraña se

avenidas principales de la Ciudad de México. Afuera, la ciudad celebraba la víspera de Año Nuevo. Las luces de los edificios

n un pasillo frío, con una mano rota y el corazón hecho pedazos,

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