Si me dijeran que tener un nuevo corazón me haría pensar distinto les habría dicho que era una mierda sentimentaloide, soy médico cardiólogo y sé que eso no existe, o eso creía hasta hace unos días atrás.
Esa es la razón por la que estoy aquí, me encuentro sentado en el diván de mi terapeuta, contándole lo que me había pasado con uno de mis pacientes...
-Déjame ver si te entiendo, Nathan. Lo que me estás diciendo es que después de años de pelear con el sexo opuesto porque creías que nadie llenaba tus expectativas, ¿te has enamorado de la mamá de tu paciente y culpas a tu corazón trasplantado?
-Es que no encuentro otro motivo lógico, Savannah. Tú sabes muy bien que yo no me enamoro, follo y listo, pero... pero cuando la vi, el mundo se paralizó y ese pequeñajo, si lo viera, es una ternurita y se ve tan desvalido...
-Nath. Te estas saliendo del enfoque. La pregunta es clara y ya sé que te gustó la chica, ¿pero culpar a tu corazón?
-Bueno y entonces ¿a quién culpo? Porque no puedo sacarlos de aquí-me toco la cicatriz y siento que quema- esos dos se metieron aquí dentro y ahora tampoco puedo sacarlos de mi cabeza. Necesito obtener una respuesta a esto que siento.
-Mira Nath. El órgano que llevas no tiene porqué influir en tus decisiones, eso es simple y como médico lo sabes-lo dije ¿no? Eso ya lo sé o eso creo-, el tema aquí radica en que te estás involucrando sentimentalmente con un paciente y con su madre y, como entenderás, esto raya en lo ético y profesional. Como tu consejera y amiga espero que entiendas eso y le entregues el caso a otro colega. Será mejor que hables con Bruno, sino lo haré yo. No puedes nublar tu juicio por estos "sentimientos que estás empezando a alojar" hacia ellos ¿me entiendes?
Pero ¿cómo le decía eso a mi nuevo corazón? Esto era imposible, quería salvar a ese niño y de paso, en el camino, conquistar a su madre...
-Esa es la solución lógica y la entiendo, pero dame más motivos para no salvar a ese niño.
-No te estoy dando motivos para hacerlo o no hacerlo, mi papel como tu terapeuta es escucharte y acompañarte en tu proceso de asimilación de tu nuevo órgano y las implicancias que eso conlleva, te estoy dando la respuesta lógica mirando desde el punto de vista del profesional que eres, si no te sientes a gusto con cómo lo estás tratando es una cuestión distinta y como te digo, culpar a un órgano no es la respuesta. Asume que eres tú, Nathan Malory quien no es capaz de distinguir entre lo lógico y lo emocional, esa será tu nueva tarea frente a esta situación.
Has pasado por dos trasplantes y me imagino que con el corazón de tu hermana no pensabas igual ¿O me equivoco?
-Bueno, ay Vannah, no sé. Nunca me planteé eso. Siempre he sido escurridizo en las cosas del corazón, cuando me sentía atraído por Val, era distinto. En ella ví más allá de una cara bonita, me gustaba su forma de ser y lo que me predecía estar junto a ella, aunque sabía que era un imposible.
En cambio con esta chica, todo me molesta, quiero sentarla en mis piernas y darle unas buenas nalgadas para que entienda la gravedad de la situación de su hijo, pero a la vez me nace querer consolarla y apoyarla. Eso jamás se me había pasado por la mente con nadie.
-Mmm...
-¿Qué tanto Mmm?
-Es interesante tu forma de ver las cosas.
-No empieces Vannah. No soy tu conejillo de indias para que vengas a hacer un estudio o saques uno de tus brillantes tratados sobre la locura.
-No he dicho eso, lo que te digo es que tu parte racional y la emocional están en conflicto. Ahora, lo que debemos trabajar es ¿cómo compatibilizar ambas?
-¿Una hora para que me digas lo que ya sé? - pregunto molesto-, es que no sé que hago aquí entonces, no me estás sirviendo Vanna.
-Idiota.
-Hey, soy tu paciente en este momento y no tu amigo.
-Pues te estás comportando como un amigo-Savannah se encoge de hombros y sigue anotando en su libreta, mientras se ríe de mi desgracia...
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