or de cualquier manera, pero
os a
ntonio y Verónica, pero también que comenzaron
que pasaba con su esposo, ya no aguantaba ese trato de parte de él y había tomado la decisión de
por los pasillos, sin levantar sospechas de ningún empleado, ya que por fortuna su esposo había salido temprano y no se encontraba en la mansión. Antes de irse, la j
en mirándola con tri
la - te has levantado temprano – viéndola confundida – jus
ía perfectamente que ese té evitaba que ella se embarazara de ese hombre. Tomaba c
ijo la mujer agarrando la m
joven, recordando los momentos fel
ven con tristeza y Dorothea
es? – dijo la mujer acercá
ndola con los ojos llorosos – por eso huiré de aquí – agarrando la mano de la mujer –
azando a la joven con melancolía – déjame
io ira detrás de ti, por eso quiero que te quedes y después te vayas lejos – abrazándola con f
iña – dijo la mujer a
dos. Verónica miro a cada lado para salir sin ser vista y caminar decidida hacia los establos, pero antes de entrar al lugar, oyó voces desconocidas p
iando a su yegua – hoy serás mi e
allí. El animal había sido obsequio de su abuela cuando ella era una niña, esta era de color marrón claro con un pelaje corto de color blanco, realmente era una belleza y muy fiel a la chica. Verónica nunca se
eña de allí, Verónica sonrió melancólica para se
y Enrique, el encargado de los caballos, lo esperaba en la entrada de la mansión y con mucho miedo de l
que? – dijo Antonio ser
o por la mirada de su patrón – el animal de su esposa, no
io molestándose – ¿y donde
l animal y salió huyendo de
y gritándole al pobre hombre – PREP
on miedo de lo que este harí
as Antonio furioso con Verónica, entro a la casona y gritaba a los cuatro vientos, el nombre de la nana de la
se con rapidez a la pobre mujer – DIME Y
uerta de miedo por su niña – cuando su
enazador – si me estás mintiendo y cubriendo a esa, maldita – viéndola con furia - la
salió de la casa, para subirse al
darse cuenta que no llevaba a su dueña. La joven adolorida, se levantó del suelo mientras llamaba a su yegua para que regresara, pero el animal no la escuchó y siguió corriendo. Caminó como pudo para seguir su rumbo, pero este fue interrumpido
a atrapó para trasladarla de vuelta a la casona. La joven miraba con temor a
name – dijo la joven con m
garró su pelo, haciendo que
te darán ganas de volver a intentarlo, maldita – dijo Antonio soltand
jo Verónica nerviosa po
casa. Cuando llegaron después de algunos minutos, el hombre bajó de
mbre y el empleado rápida
ijo el hombre nervioso y m
dijo el hombre serio - y luego ve a bus
al granero. Antonio entró al lugar con la joven y la tiró al suelo
o – dijo la joven l
golpeó la mejilla con fuerza – no tienes derec
bre solo la miraba enojado y cuando iba a golpearla de nuevo, Enrique entro con las cadenas en mano. Antonio le ordenó que las pasara por las vigas del granero y este siguió las ord
ntando a la chica con brusquedad – apre
l grillete en la muñeca, para luego hacer el mismo proced
ijo la joven suplicando
as le pego con el puño a la cara
lo que su esposo le haría, comenzó aterrarse y forcejeaba para querer soltarse mientras lloraba sin cesar. De repente sintió un fuerte dolor en su esp
rza Verónica mientras se
– dijo Antonio para propinarle otr
y cada vez más, la joven se encontraba débil y destruida. Realmente la espalda de la joven estaba muy lastimada,
il que provocó que sus ojos le molestaran cuando la puerta del granero se abrió, dejando que la luz cegara su visión. El causante de esta acción había sido Enrique, el hombre traía a Luz luego de much
hombre – hazme lo que quieras a mí, pero a ella no la toq
ra apuntarle al animal, que era sostenido por Enrique
migo no se juega, querida
en shock, vio caer al frio suelo y sin vida a su yegua. La jóven mordió su labio para que un grito desgarrador salie
aba desconsoladamente – NOOOOOOOOOOOOOOOO – tiraba de
Este soltó los grilletes y la joven cayó al suelo como peso muerto,
uego dirigió su mirada a Antonio con enojo –
tenia de su abuela ahora ya no estaba. Se descargaba desconsoladamente cuan
aldito – dijo Veróni
sciente. Luego el hombre la largó al piso, dejándola golpeada y lastimada en el frío suelo del granero. Este salió del granero sin decir nada, golpeando con fuerza la puerta al ce
irándose al frío suelo al lado de la jóven – ¿Qué le hizo ese hombre
si fuera un animal – dijo Enrique arrepen
n vida y más lágrimas caía
ando mientras los recuerdos inundaban - ¿podría
una mueca de tristeza – es lo m
abitación para que la mujer y Julia se dedicaran a curarla, pero nada hacía que la joven despertara. Los nervios de preocupación de Dorothea, se notaban cada vez más los días pasaban y el
ballo, cuando cabal
so a Verónica con la presencia de Antonio a su lado. Luego de algunos minutos,
doctor – dijo el hombre fingi
eza y su cuerpo está muy lastimado – dij
– le dije que esa yegua no estaba entrena
– dijo el doctor
dicho del Doctor, entro a la habitación donde su niña se encontraba d
besando la mano de la joven – no puedes dejarnos princesa, aun tienes mucho por vivir fuera de
ón y la mujer dirige su mirada a J
Julia triste mirando el cuerpo de Verón
ició la mano de Verón
dulce, aventurera, cariñosa y no veía maldad alguna – recordando a la jóven de pequeña – ella no era como sus padres, es especial y única – mientras le salía una sonrisa – siempre trataba a
melancolía en su voz – aún le queda mucho por vivir y l
los ojos de la joven Verónica comenzaban abrirse y veía todo un poco confundida cuando d
n con voz rasposa y toc
u niña despierta a su lado, la mujer lloró
licidad, la mujer – que bueno que ha
a joven queriéndose sentar, pe
– dijo Dorothea ayudándola –
a y rápidamente aparecieron los recuerdos de su
rimas y rencor en su voz – la culpa de qu
nsolado, pensando en la muerte de su yegua y los golpes que la dejaron a punto de morir. La mujer la abrazó co