, pero son muy pocos lo
Sigu
l llanto. El dolor que sentía en su pecho, era un puñal que se clavaba directo en su corazón. El daño que le causaron sus padres nunca se los podría perdonar, la habían obligado a casarse con algu
Todos los días, la cuidaba y curaba sus heridas, pero no era suficiente al daño psicológico y físico que Don Antonio causaba y eso le daba impotencia a Dorothea, porque no podía hacer nada para rescatar a la joven de ese martirio. La mujer tomo aire y se acercó suavemente a la chica para hacer lo que siempre
orando – quiero morirme – mientras
a es un martirio para ti, pero buscaremos una solución – mien
o de algo estaba segura la mujer que haría lo imposible, para
ró
Antonio me había violado. El día que él me arreb
shb
sucedería en ella y mi miedo estaba a mil por horas, porque no tenía a mi nana conmigo para consolarme. Mire disimuladamente a mi esposo y este se encontraba serio, viendo el camino a l
estro cuarto, para consumar nuestro matrimoni
me digiera esas cosas atrevidas. Antonio se sentó a mi lado y metió la mano por debajo de mi vestido, subiéndol
ntonio en mi oído para después b
mi cuerpo, aunque no sé por cuanto tiempo. Antonio lanzó un suspiró frustrado y enojado, saco sus manos de mi cuerpo y golpeo el asiento para abrir la puerta enojado. Puse la mano en mi pecho y poder calmar mis nervios, mire la puerta y tome aire para bajar del carruaje. El cochero me ay
estro hogar, querida – d
par de aquí. Caminamos dentro de la mansión y cuando entré, mi mira
no nos molestaran. Subimos las escaleras, que estaban cubiertas por alfombras de color rojo y rayas negras, realmente preciosas y con estilo. Cuando
lo han hecho – dijo Antonio besándo
iero conocer la mansión – di
deseo y saboreo mi cuello, mientras sus manos
a, desde que entre en aquella iglesia y acepté casarme con ese hombre. Este me apretó a él, para sentir su parte íntima y lamió mi cuello que me produjo náuseas. Lo que sentí después, fue la tortura más grande de mi
te – dije con miedo e intentando
ra cumplirás con tu deber de esposa – dijo gritá
pomo de la puerta y salir de allí, forcejeé la manija y esta no se abr
eando la puerta con fuerza, para que al me
ada por Antonio hacia la cama, este me tiro en esta mientras
ndo mientras este soste
o lamiendo mi cara – eres mía
oltara cuando de repente, recibí una fuerte
ndome enojado – tú no te vas de esta
llorando – haré lo que qu
do que lo mire a los ojos con miedo – tu eres mi esposa y harás lo que yo diga – apretando mi cara -
o. Lloraba al sentir sus sucias manos, recorrer mi piel desnuda. Quería vomitar por la repulsión que e
do en mi oído mientras su mano subía p
ije llorando, queriendo
, pero no fue así. Me dio vuelta en la cama, dándole
. querida esposa – dijo sonrién
poco que había dejado de vestido, empecé a moverme para querer soltarme
o quieres que sea peor
te se acostó encima de mi espalda, mientras tocaba todo mi cuerpo. Mas lágrimas de mis ojos
ujer – dijo excitado y
dolor en mi parte intima hizo que gritara
tas lastimando - pero Antonio hizo oídos
l. Sollozaba sin cesar mientras sentía a ese monstruo penetrarme salvajemente. Antonio le importaba muy poco el daño que me había hecho, lloraba para que es
dijo besando mi cuello y soltar mis manos – aho
que me ardía terriblemente mi parte íntima. Caminé en shock aun con la ropa desgarrada y pequeños moretones en mi cuerpo, hasta que la presencia de mi nana y la otra sirvienta vieron mi estado y mi vestuario. Ambas se acercaron rápidamente a mí y cuando mi nana me abraz
el Fl
me viera por qué sangraba mucho. El doctor Sullivan le explicó a Antonio, que debía suspender las relaciones un par de días para sanar mi parte íntima. Y así fue, pero cuando sane otra vez, mi sufrimiento comenzó y me dolí
e Ver