ndó en su mejor
de tiempo y lo ocultó detrás de su cabello. Pronto escucharía la voz de su nuevo compañero, el cual le indicaría qué hacer. Leopold había manifestado su indisposición por aparecer en dicho evento, alegando
El cometido de ella era, una vez más, cerciorarse de que nada saliera mal durante el primer discurso oficial del presidente. Distinguió a sus padres entre los presentes, acariciando la mano de Catherine mientras ambos charlaban con Charlotte Bowman. La rubia d
ridad. La joven alzó la vista hacia el edificio, donde debería situarse su compañero junto con un M40-. Es tu pri
l cabo de unos segundos, pronunciando cada letra con un marcado acento británico-.
ora concéntrate en la p
metro, situándose bajo ella el escenario, las mesas, sillas y unos estandartes en los que identificó a su padre. Su familia había sido asignada a una de las primeras mesas,
herine y Dimitri ya habían ocupado sus correspondientes asientos, exceptuando un tercero, que estaba destinado p
ndo actué como Hamlet en una obra de teatro del instituto -bromeó, entrelazando
bras con usted. En privado. Si le parece bien, me encantaría que
to -aceptó
ra alcanzar el camerino. Ascendió las empinadas escaleras sin ayuda, alzándose la falda para no pisotearla. Harold pensó que no sería capaz de mantener el equilibrio portando el c
señor Bowman
ó la hora en el reloj colocado sobre la mesa de cristal y adoptó la expresión más adusta que conocía-. Estás aquí para protegerme, no para
prete
tan... -No encontró la palabra adecuada para describir la situación-. Hablarlo contigo, en persona, me parecía mejor opción que descubrirlo por terceros. En cuanto termine es
as políticas. La seguridad de dicho edificio era extrema. No se había producido ningún robo, ni siquiera un intento de uno. Natalie se demoró más de la cuenta en recapacitar sobre las palabras de Harold
comprobar lo suced
s. Debes preparar alguna excusa válida para que puedas viajar lejos durante un extenso período de tiempo. El señor Strafford comentó que tus pad
proteger a mi familia. Conoce a mi padre demasiado bien, usted es uno de sus amigos más cercanos. Él movería cielo y tierra para sacarme de la asociación si descubre lo pe
stá a salvo conmigo. Después de discul
reveía el tiempo. Sabía que, tarde o temprano, alguien importan
ía para justificar su marcha? Ante los ojos del mundo, era una simple chica que disfrutaba de su vida mientras trabajaba en la empresa de su padre. Había sido fotografiada en los eventos más relevantes de moda, en estrenos cinematográficos, en cócteles. Para la prensa era
itió Catherine, desviando la atención hacia su hija-
olo temas triv
elebración y pidió aplausos para dar la bienvenida al presidente. Harold Bowman acomodó su chaqueta grisácea, a la vez que se aproximaba al podio con una amplia sonrisa. Natalie quiso ser objetiva, comprender lo que pretendía transmiti
, recibiendo un sonor
ignoró y pulsó el diminuto botón incorporado al pinganillo-. ¿Hank? -le llamó en v
una res
anscurrían y no dist
ntó de nuevo,
era presentación pública. Ella se distanció tanto como fue capaz, pisándose las faldas del vestido en alguna ocasión por sus pasos tan acelerados.
compañero. De repente escuchó unos pasos, voces distantes. Se cubrió el oído enfermo para camuflar los ruidos externos e intentó distinguir algo más allá de unos zapatos paseándose por la azotea. Vio por e
con un nudo
ando un disparo emanó del fusil. El primer instinto de Natalie fue arrojarse al suelo, creyendo que la bala iba para ella. Entonces comenzaron los gritos, procedentes de la congregación de individuos... de sus padres. Echó a correr hacia la multitud, esquivando a quienes gritaban y corrían en la dirección opuesta. Antes deenó Natalie mientras pedía que alguien le pasara algo, lo que fuera para taponar el orificio de la bala. Desconocía
ció con la boca encharc
rás bien
a arteria no restarían más q
allí no tenía más por hacer, se arrancó el pinganillo y lo pisoteó con el tacón. Informó a la policía de lo sucedido, pidió prestado un teléfono para contactar con la asociación
(repentinamente sus piernas fallaban), alcanzaron el coche blindado que las estaba esperando-. Hay que irnos cuanto a
No puedo
exponernos a riesgos que creía haber enterrado, pero tan ofuscado se hallaba en encontrar una alternativa para él... ¡que no me escuchó! Ahora
esidente? -inquirió, con muy poca paciencia-. Yo no soy como vosotros. Sé cuidarme bien sin vuestra ayuda. Y lo he demostrado durante estos últ
lía de su bolso y las manos ensangrentadas para caer en la cuenta de ese importante secreto. Natalie entró al vehículo a regañadientes, acomodándo
ner el secreto con papá. Siempre has s
como una simple empleada, pero me ascendieron hace unos meses. Mi participación durante el evento de hoy era controlar a un compañero y asegurarme de que el presidente no... no acabaría tal y como ha terminado. No
contárselo a tu padre
amos con el problema de hoy. Tengo que irme de Estados Unidos, mamá -desveló, apretando la mandíbula-. En este instante tendría que estar en u
una mujer adulta, con su hogar y trabajo, capaz de organizar y manejar su vida sin la ayuda paterna. Sin embargo, ahora debía enfrentarse al hecho de que se iba realmente. Lejos de ella. Lejos de todos.
idado de Natalie en su hogar; como si de esta forma pudiera salvarla de cualquier peligro. Pero Catherine tenía los pies en el mundo real, y si
eñido sus pómulos del mismo color) e intentó mantener la compostura-. ¿Has preparado
l director. Él ha ordenado que nos trasladáramos nada más terminar el evento. -Sostuvo las manos de su madre-. ¿
ranquila. Todo estará bie
cambió una mi
ordenó. «Por lo que
rompas