ítu
os má
re contra los planes de quienes se hallaban deambulando de un rincón a otro. Los invitados se paseaban con elegancia entre suaves carcajadas, tomando las copas que reposaban sobre las mesas dispuestas por la estancia. Natalie examinó cu
reguntó Leopold a tr
cristal estaba a escasos centímetros de su boca. Su labio inferior, pintado en una tonali
supone que identificaremos a Lady Charlotte Bowman entre los presentes? Aunque haya estado con ella en numerosa
la reconocerías si escuchas su tono de voz. Sabes tan bie
modó su cabello ondulado y notó cómo los mechones rubios caían con gracia a los laterales de su rostro, otorgándole un aspecto más adulto. Ent
juntos una noche
e un pasillo en el que encontró los retratos familiares del actual candidato a la presidencia de los Estado
excusa para inv
s de la ciudad. Natalie supo, sin mucha dificultad, que su compañero de trabajo la estaba invitando a salir, y no dentro de la categoría de la amistad. A sus veintitrés años, la señorita Ivanova nunca había tenido una relación formal con
diciaban los valiosos minutos de su juventud en cuidar
eciso momento, la familia más buscada a nivel mundial. La causa residía en el honorable Harold Bowman, el cual podría ser elegido nuevo presidente de los Estados Unidos en cuestión de unos pocos días. La fiesta de máscaras que había decidido celebrar no era más que un incentivo para ganar las votaciones de aquellos in
familiar, pero estaban tan unidas que lo parecía. La prenda dejaba al descubierto un pronunciado escote en forma de corazón, ciñéndose a su vientre y caderas. Después de este punto de su cuerpo, la falda del ve
llamó alguien a sus es
avés del espejo con el poseedor de dicha voz. Y cuando rec
trarla en mi morada -agre
nunció sin trabars
allaba en esa área, su espos
datos informáticos que podrían ayudar a su causa privada. Natalie trabajaba para una asociación anónima, pero legal, que ofrecía los servicios de un guardaespaldas. Lo que diferenciaba su puesto de los hombres uniformados, con cuerpo robusto y pose amenazante, es que ella no ahuyentaba a los posibles atacantes escoltando a su cliente. Lo protegía de u
tica profesión. No solo deseaba conservar su identidad oculta por la seguridad de su propia familia: el problema más grave residía en Dimitri. Si su padre averiguaba que ella ponía en peligro su vida día tras día, hora tras hora, momento tras momento, se aseguraría
e amontonaba y sus pendientes de perlas se zarandearon al hacer el movimiento, captando la atención de Harold-.
igual de positivos de
Las sonoras campanas del peligro llevaban golpeando a la familia desde hacía meses, es decir, el tiempo en el que Harold se mostraba de cara al público. Su asociación había impedido muchos atentados; los mantenía en secreto para q
udos y recuerdos a su padre. Espero con impaciencia su respuesta a nuestro acue
to. Ha sido
e echaría a llorar. ¡Su padre había llevado a cabo nuevas negociaciones con Harold sin consultarle! No le desagradaba la idea de que las Industrias Ivanov (que llevaban funcionando desde hace más de setenta
e piensas, olvídat
rre en la familia de Harold, entendería su decisión. Pero le he informado de los rumores que circulan en torno a é
reina sacada de una película histórica. No solo era bonita, sino también inteligente. Poseía un alma caritativa que le instaba a viajar a los lugares más necesitados, proporcionándoles toda la ayuda económica posible. Su último vuelo a África resultó ser una pesadilla que le mantuvo en el centro de los titulares televisivos durante una semana. El vuelo en
estar ocupada buscando el pintalabios, cuando en realidad quería hablar con tranquilidad-. En cuanto consiga el reloj y me haya despedido, aba
cuidado,
y cuidadosa, L
s pasos. Con el transcurso del tiempo logró hacerse cargo de los puestos más destacados, encontrándose en el presente como subdirector y también como jefe de la mujer que tanta locura despertaba en él. Aún no podía confesar que la señorita Ivanova le había robado cada ápice de pensamientos, de articular palabras con c
ue Natalie solo s
stancia en París, asistí a una de sus presentaciones... y quedé perdidamente enamorada de este vestido -confesó,
ojos de Charlotte se i
arle la bienvenida a una de las jóvenes que más apreciaba. Natalie agradeció esa muestra de cariño,
hó la cercanía y la distracción que provocaban los invitados para comprobar en qué muñeca se encontraba
entó hace unos meses-. Disculpa mi intromisión, no deseaba incomodarte. Lo que ocurrió forma... parte del pasado, es momento de mirar hacia el futuro. -Sostuv
a boca de t
e que algunas mujeres sean capaces de aguantar más de t
te por los abarr
rías y dos cómodos sillones. Natalie sostuvo la falda de su vestido y tomó asiento en uno de ellos, aguardando a Char
regazo-. He supuesto que está ansiosa por conocer los resultados electorales. Han pasado décadas desde que las elecciones despiertan tanto clam
votos, los competidores... Desde hace meses, la única conversación que hay en esta casa es sobre política. Afort
Natalie frun
deaba, comenzar nuevas aventuras por su cuenta. Compartís la misma edad, veintitrés años recién cumplidos. Sin embar
entido», reca
entar contra Harold o Charlotte. Su objetivo era William Bowman, el único heredero de la fortuna familiar. ¡Eso era! ¿Cómo no había caído en la cuenta? Tan ofuscada se halla
roto -comentó Na
la mesita de café, la cual estaba repleta de artículos de revistas y otros objetos. «Con dicho caos, Charlotte no se percatará de la desaparición hasta dentro de varias horas», sup
osa -masculló Char
n cuando cayeron en el c
iere? -se inte
espejos, no puedo permitir que un gato negro cruce frente a mis ojos, ¡mucho menos dar giros a objetos dentro de un espacio cerrado! Y ahora he
hijo no le sucederá na
cumplir mi pa
presa familiar. Al mismo tiempo que Charlotte se incorporaba y aplanaba las arrugas del vestido, Natalie deslizó distraídamente el reloj entre la palma de su mano y el costado
el tacón por accidente en el interior de una rendija. Leopold aprovechó la tenue luz de la luna, y la soledad del callejón, para admirar a la joven enfundada en esas galas. En muy pocas ocasiones
a -susurró Leopold cuando
y lo depositó sobre una de las mesas vacías, tomando asiento en la primera silla libre que encontró. Se descalzó, se quitó las escasas horquillas que mantenían su cabello sujeto y examinó de cerca el reloj. Aquella pieza costaba una fortu
con la yema de los dedo
ndose en una burbuja sin ningún tipo de sonido. Leopold se apresuró a desconectar y apagar los sistemas de comunicación que generaban las interferencias, unas que agravaban t
tomar la medicaci
oblemas de salud -replicó, masajeando la zona con suavidad-. He traído la medicina
a sensación de precipitars
un vaso de
, de cámaras que contaban con permisos para burlar los códigos de vigilancia de otras sedes y, además, el vehículo estaba compuesto de un material blindado que impedía ser
ó asintiendo y alzando la mirada; como si se sintiera arrepentida-. ¿Cuándo empezaron los dolores de nuevo? Di por sentado que, tras la operación
ndo una pastilla. La echó a su boca y bebió con avidez, ansiosa por recuperarse cuanto antes-. Yo no me llevé la peor parte en el accidente de coche. Lidiar con dolores de oído y vértigos no me ha matado ni me matará... que es exactam
r sacado el dichoso tema y
Natalie ocupada y dist
, manos a l
pieza a pieza un reloj tan
sera y las tuercas gracias a su perfecto pulso, y unas pinzas metálicas, las cuales usó para extraer la tarjeta en que
ada? -qu
o no lo
píritu de Dimitri Ivanov
tuvo que aproximar su silla a la de Leopold porque le costaba leer la letra en negrita. Procuró mantener las distancias, no quería rozar por accidente ninguna parte de su cuerpo, pues podría malinterpretar su acto como un incentivo pa
ados que le hicieron apretar la mandíbula y empequeñecer
hay aquí -le advirtió cu
qué? ¿
lie, estas personas se encuentran en el principio de la lista porque son tan o incluso más valiosas que el propio Harold. Sin sus inversiones, él
Natalie adoptó el mismo tono serio y preocupante que el de Leopold, consciente de lo que eso significaba-. ¿Crees qu
s, pero no puedo. Torció el monitor en
meros n
el restaurante en el que estaban cenando. -Señaló a los dos siguientes nombres-. Ronin sufrió un allanamiento de morada hace cuatro noches y Gómez fue rescatado de un as
omo Natalie lo
o es solo preocupación del Estado y de nuestra asociación: Nat, si él está involucrado en esto, también lo estás tú. Hemos tenido que proteger a las distintas familias, porque
mpletó con u
desde dentro, no tenía que exponerse públicamente, como Leopold. Él se acostumbró a la acción y a ser el punto de mira desde que se alistó en el ejército, motivo por el cual n
i apartamento como un rat
incrementará tus posib
onsigan convertirme en una cobarde. Prometí no escabullirme de los problemas, no d
s libertad para e
a asociación? Porque este será el único modo como po
ner la calma y encaró a N
a más efectiva a la
lo que hablas y me
protejas a uno de los afectados en la lista. -La tomó de la mano y se sorprendió al ve
que emitía un grito de desesperación, consciente de
ella también poseer