los bordes de mi existencia. Me movía por el penthouse como un espectro, mi presencia tan inquietante como su ausencia. Éramos d
s pequeñas cápsulas transparentes. Y una nota escrita a mano, con la escritura familiar y precisa de Daniel: Elena, estas son la versión final. La primera simulará un fallo cardíaco en 2
to de salida. Mi arma. Sin un momento de vacilación, abrí la primera cápsula y la tragué, el amargo polvo disolv
tí la cápsula restante y la nota de Daniel en el bolsillo más profundo de mi bata, mis movimientos rápidos y practic
lidez. Su mirada se detuvo en mi rostro, un ceño frun
mi rostro una másc
voz firme, sin traicionar la agitación que
o ilegible en sus ojos, ¿sospecha? ¿preocupació
e. La Fundación Sterlin
mente
. -Mi voz era
su mirada todavía
almente complacient
ó mis labios, escalofriant
pidiéndolo, caminando hacia la ventana. La ciudad se extendí
rar, una vibración discreta que aún así hizo que mi e
amor? ¿Te si
recordatorio de la mujer que ahora apreciaba, l
r supuesto. Est
da, luego se acl
listo a las ocho.
reve calidez para Dafne desterrada. Luego se fue,
las ventanas polarizadas de la limusina. Mi asistente, una joven nerviosa llamada Sara,
an puestos en mí. Los flashes de las cámaras, un asalto cegador, capturaron cada ángulo de
finalmente se hartó, ¿puedes culparlo?" "Parece un cadáver andante." "Se lo merece, después de lo que hizo." Sus palabra
ría e inquebrantable. Sus palabras eran solo aire, sonidos sin sentido en la gran sinfonía de mi
uficientemente alto como para que lo oyera-
oz int
pequeña barista muda. La qu
sas, crueles
inches. No se puede culpar al hombre po
do, una sutil presión detrás de mis ojos, un ligero temblor en mis manos. El mundo se se
ado hacia atrás, su mandíbula apretada. Y a su lado, aferrada a su brazo, estaba Dafne. Estaba exquisita, una visión en un vaporoso vestido de marfil, su cabello intrincadamente peinado, sus
me vio al otro lado de la habitación, sus ojos se entrecerraron, un destello de advertencia e
caminando hacia mí,
a-, no esta noche. No provoques una escena, E
Sacó un pequeño lápiz de plata antiguo y un bloc de notas en miniatura. Su mano temblaba mientras comenzaba a escribir, su
izó. Extendió la mano, tomando suav
s ojos ardiendo una vez más-. No te molestes, Elena. Es muda. No pued
rga escapó d
he oído yo misma. -Mi mirada recorrió a Dafne, un desafío silencioso-. ¿O es que tu inocente
r su mejilla. Negó con la cabeza desesperadamente, sus manos juntas en una súplica silenciosa, una im
o-. ¿Estás realmente tan consumida por tu propia locura que acusarías a
a. Se aferra a hombres poderosos, finge ser frágil y los deja secos. No es más que un
ás vehementemente esta vez, su negac
tranquila y dócil. Un borrón y cuenta nueva. Un... vientre puro. ¿No es así como
suspendidas en el ai
rigió hacia mí, con la mano levantada. Un golpe agudo y punzante aterrizó en mi cara, el impacto hi
lando de furia-. ¡Le mostrarás respeto! O te despojaré de todo, Elen
sde mis sienes, un precursor del dolor de cabeza punzante que sabía que se avec
e, desprovista de emoción-. Entonces termi
re. Sus ojos, muy abiertos por la incredulidad,
sus labios-. Estás realmente loca, Elena. ¿Crees que puedes simple
za, una sonrisa
Elena. Un chist
na niña aterrorizada. No me dedicó otra mirada. Simplemente la sacó del salón de
ndenación, me inundaron. No sentí nada. Solo un vacío hueco, una extraña sensación de liberación. Que pensara
aire. Encontré un baño de damas con poca luz, el mármol frío un alivio bienvenido contra mi cab
jo detrás de mí. Dafne. Sus ojos, ya no bajos, se encontraron con l
o, su voz suave, melódica y completamente desprovista de c

GOOGLE PLAY