vista d
un peso pesado sobre mis hombros. Cada paso era una batalla, cada respiración un esfuerzo consciente. Había pasado horas conduciendo, escuchan
lencio. Salió de la cocina, con el ceño fruncido por la preocupación. Se movió hac
vadió. La sola idea de su contacto me provo
aber estado allí para recogerte. ¿Cómo estuvo la cita? -I
a, amor. Día largo. El doctor dijo que todo se ve bien, sin embargo. -Log
do amplia, sus ojos brillando con una inquietante mezcla de alivi
avoritos. Un intento desesperado de normalidad, al menos para él. Los ricos aromas, ant
ando una silla para mí-. Necesitas
parecido, reemplazado por un vacío profundo y roedor. -Se ve delicioso,
Pareces un poco distante hoy. ¿Está todo bien? -Exte
a quemado. -Solo agotada, te lo prometo. Es... mu
en sus ojos. Luego, se animó. -¡Ah, sé justo lo q
ico. Me llevó arriba, por el pasillo, y se detuvo frente a la puerta de la habit
ubes esponjosas y animales de dibujos animados adornaba una pared. Una cuna nueva, una mecedora y estantes reb
lo que sonaba a emoción genuina-. Quería sorprender
a fachada inocente, el esposo devoto, el futuro padre emocionado. Todo mientras planea
e nerviosismo en su po
ermoso, Javier. De verdad. -Las palabras eran una mentira amarga, pe
ás. -Sacó una pequeña caja de terciopelo. Dentro, sobre un cojín de satén, había un del
más suave ahora-. Mi abuela lo usó cuando esperaba a su primer hijo. Quier
s buscando el broche. Sentí su aliento en mi cuello, y una oleada de pura repulEsto era parte del a
os demorándose en mi piel.
uela, no en alguna bóveda familiar polvorienta. Era una réplica. Una imitación barata de una pieza que mi madre adoptiva, su suegra, me había mostrado una vez. Un regalo de Benjamín, una sutil ofrenda de paz después de su desaprobación inicial de nuestr
cerrando los últimos vestigios de mi amor por él. No s
ón indescifrable. -Javier, hay algo importante qu
áneo reemplazado por la cautela. -
ose alrededor de la delgada carpeta que hab
que llegué tarde? ¿Es por los abortos? Te dije que superaremos esto. Tendremos este bebé, y luego
na notificación parpadeando en la pantalla. *Carla Miles*. Un mensaje
olo hasta que pueda pensar con claridad. Necesito espacio. -Mi voz era un bálsamo cuidadoso, diseñado para ca
éfono, y luego de vuelta a mí. -¿Una separación? El
a temporal, para darnos a ambos un respiro. Mi abogado los redactó. Procedimiento estándar. -Era una mentira. Una m
ora. Pero esto no significa nada. Todavía estamos juntos. Todavía somos una familia. -Agarró el bolígrafo que le ofrecí, su firm
nfante floreciendo en mi corazón, aunque mi rostro permaneció i
nseguida, amor. Solo... una llamada rápida. -Prácticamente sa
era la transferencia de la patente principal de Tecnologías de la Torre, el corazón mismo de su imperio, a la firma rival de Julián Valdés. Y legalmente, acababa de aceptar
esta vez por la emoción de una victoria fría y dura. Esto no
la habitación vacía, mi voz una amenaza s
olo de su engaño. La usaría. Por ahora. Un recordatorio del monstruo con el q

GOOGLE PLAY