/0/21019/coverbig.jpg?v=f2e763a696063f18c4c59ddf56e23db8)
CEO tecnológico Eduardo Garza, finalmente lo dejé. Entonces Bruno Ferrer, su e
arando públicamente su amor y mostrando un "anillo de pro
la preparatoria, Jeanette Sada, anunciara su comprom
eran una "fantasía juvenil" y que yo era su
rdaba el pequeño pájaro de madera
eanette hace años, junto con una
desesperada no era amo
ítu
que debía ser liberador. En cambio, era ensordecedor. Entonces Bruno Ferrer entró en mi vida, un torbellino de encanto y una agenda transparent
mo un niño con juguete nuevo. Se había presentado en mi oficina, enviado flores, dejado mensajes d
ueno. Dema
lo suave a través del teléfono-. Treinta minutos. Si lo
creyera en esa pro
i reflejo en la ve
e, sorprendiénd
"¡Sí!" me había hecho so
de mi error. No solo era encantador; era cautivador. Sus ojos, del color de
voz bajando a un susurro teatral. No estaba siendo sutil sobre
sabía que Bruno quería eclipsar a Eduardo en todo, y ahora eso se extendía a
mis manos alrededor de la taza,
quitándose su saco de diseñ
uizás demasiado rápido-. Es solo que
hombros. Olía débilmente a algo amaderado y caro, un m
uró, su mirada suave-. Eduardo nunca s
e habría dado cuenta. Rara vez notaba algo más allá d
n pequeño movimie
familiar necesidad de defenderlo, incluso aho
n sonido bajo
os imperios no valen el costo -hizo una pausa, s
calor se extendió por mi cuerpo, tanto por la bebid
inalmente, el cumplido más
, genuinamen
e compró una tarjeta de regalo de Palacio de Hierro o algún gad
alado una nueva bocina inteligente. "Para ayudarte a gestionar tus tareas de manera más eficiente", había dicho, su tono d
a su laptop. Me había preguntado si necesitaba algo, pero sus ojos nunca dejaron la pantalla. Cuando le pedí débilmente un vaso de agua, suspiró, se levantó y lo tra
ía como un objeto extraño. Un gesto del que n
u sonrisa era tan amplia que arrugaba las comisuras de sus ojos-. Entonc
u
-admití, un poco avergonzada-. Eduardo si
dureció por una fracción de
preciaría -garabateó algo en una servilleta-. He tomado nota de tu "falta de experiencia en galerías de arte
seriedad. Realmente parecía querer causar una buena impresión. Eduardo nunca se había molestado. Eduardo me había visto como un acc
Eduardo, con su mente calculadora, probablemente solo me había buscado porque yo representaba estabilidad, f
eno a la tormenta que se gestaba en mis pensamientos. Era una distracción, una salpicadura de color brillante y caótica en
nte, encontrando su mirad

GOOGLE PLAY