img El Nuevo Comienzo de la Novia Invisible  /  Capítulo 3 | 30.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 3

Palabras:1284    |    Actualizado en: Hoy, a las 15:38

Bruno brillaron con alg

e no apreciaba lo que tenía. Ciertamente no te m

jaro de madera. Su certeza era atractiva, pero también un poco desconcertante. Conocía su j

tando mi cabello. Pasamos por una pequeña feria, con sus luc

ose momentáneamente en un deleite infantil. Señaló un p

azón dio un pequeño vuelco. Eduardo habría pasado de largo, tal vez c

, pero una parte de mí, una pequeña y

ndo un billete nuevo

mio, Alicia.

estómago. Estaba tan concentrado, con el ceño fruncido mientras apuntaba el rifle. Un

a imagen repentina de algo s

para oírme. Disparó, y un pato de plástico se cayó. Soltó un grito

Qué quieres, Alicia? ¿El oso de peluche gi

gando con

algo pequeño

llante y pachoncito, con un solo ojo gr

obablemente podría comprar todos estos premios si quisiera, pero no tiene

de la ciudad que nunca había visto, me llevó a restaurantes de barrio e incluso me convenció de proba

lles que yo había mencionado casualmente meses atrás. Me traía mi café favorito cuando sabía que tenía que empezar temprano. Defendió m

ación llegó un martes, un

, de pie bajo el toldo de mi edificio de apartamentos, agarrando un parag

pregunté, mi voz un

tello blanco e

estar aquí cuando recibieras la noticia -extendió un peque

imilar al que me había ganado en la feria, pero este esta

genuinamente conmovida-. Pero

pensadas. Cosas que demuestren que alguien realmente te ve -se inclinó,

, pero ahora estaba entretejid

bolso y saqué una pequeña grulla de origami intrincadamente doblada. No era mucho

izo. Sus ojos se abrieron de par en par, y una sonr

emocionado que derritió algo apretado dentro de mí-. Al

é, de repente avergonz

considerado. Es personal -la guardó con cuidado en el bolsi

, me invitó a una

arán allí. Incluido Eduardo -sus ojos tenían

ontré deseando que llegara, no por el drama, sino

a. Había optado por un vestido negro simple y elegante, queriendo evitar cualquier atención in

ntí una sensación de pertenencia que no me había dado cuenta de que me faltaba. Encontramos un rincón tranq

omándolo de mis dedos, sus labios rozando los míos por una fracc

encia imponente incluso en medio de la multitud brillante. Y a su lado, riendo

zado durante años. La que sabía que nunca había superado de verdad. Era aún más impresionante en

s como siempre, recorrieron la hab

luego algo más que no pude descifrar. Reconocimiento. Un

en mi mano, levantó la vista. Siguió

Roma -apretó mi mano, luego me acercó más, envolviendo un brazo posesivamente alrededor de mi cintura. Se inc

embargo, no me aparté. Solo observé a Eduardo, sus ojos cl

en el brazo de Bruno, sino en mí. Y por alguna razón, eso hizo que s

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY