iva de Gr
que el corazón era un lujo. Uno que no se podía permitir pero ahora... ahora algo tambaleaba en su interior. Estaba sentado en su despacho, el humo del habano dibujando esp
una voz al otro la
ha desde hacía una década, lo observaba c
llet -dijo el hombre, directo-. No es por negoci
lencio. Luego dio u
asunt
odo lo que construimos, sí es asunto mí
se t
tus pa
éndose en el sur. Gente de Ruggiero ha desaparecido. Y tú andas de sombra detrás
o se levantó y lo estrelló contr
iones. Nunc
ó con el anteb
esde cuándo te afectan
lo s
ventana, respira
Es lo que representa. Una vida fuer
ue tienes d
, con los ojos per
io. Luego se volvió
olitanos. Alguien les dio información de nuest
nte. Su rostro era
qué o
ernos, el próximo cadáver será u
ó entre ambos Greco apagó el
apitanes. Esta n
el
ta involucr
tes de irse, lo dijo todo: desconfianza. Temor. Y algo
lo miraban en silencio mientras él les explicaba la situación: los movimientos de los
angre, será la de ellos. Pero si descubro que alguien de e
asin
os
otó. También lo notó Dante esa noche, cuando todos se retiraro
? -pregu
No actúes todaví
erra empieza
sirvió ot
emos lo que s
Qu
matar a quien
creto y se quedó dentro del coche, mirando una ventana iluminada del segundo piso Sabía que ella estaba ahí. Bailando. O llor
A SIGU
a envuelto en un
ntrar al salón de ensayo, lo vio: un ramo de peonías blancas y lirios rosa, envuelto en papel crema con un lazo de terciopelo borg
alrededor, buscando una pista, un rostro, una som
-susurró p
a el cigarro entre los dedos. La vio tomar el ramo. Cerró los ojos. No
e digan lo que aún
-
linados. Arianna caminaba un poco más despacio, con los hombros bajos y la mirada nublada por noches si
aroma la envolvió primero: un perfume dulce, del
Rosas blancas, peonías lavanda, y una única flor de magnolia en el centro. N
e sigue danzando aún con la
mó en su garganta. Por primera vez en
guntó en voz baja, aunque
-
co observaba. Dante, de pie
juego de espectador mu
ada fija en el teatro-. Es lo más real que he sent
se romp
otro cigarro. El humo cubría
-
na le mostró las fl
idea de
una sonrisa pícara-. Pero si
, algo despertaba: un consuelo, una intriga
ector. Con la flor de magnolia en el cabello, giró como
-
A SIGU
Aún no sabía quién le había enviado esas flores, pero desde que las recibió, algo dentro de ella se sent
go y guardado una de las magnolias secas en su diario per
-
ra Paolo al cerrar la puert
ostro cambió apenas lo vio. Los ojos de Paolo brillaba
manda flore
ragó s
no venía c
reír, restarl
ue no sabes. ¿Y no te parece raro que alguien deje un ramo costo
no... Paolo
gesto fue tan violento que Arianna
o lo notan? ¿Crees que no se dan cuenta de cómo te mueve
intentó zafarse-.
tengo derech
ano, justo en la mejilla. Arianna cayó de espaldas, golpeando el su
dijo con un
e me estás traicionando. ¿Es uno del teatro, verdad? ¿Uno de esos
mblaba, como si no pudiera controlar el miedo. Pero su m
rtenezco. Nu
ete. Sal ahora. Corre a los brazos de quien sea que te manda flores... Pero recue
or... -susurr
apartó, pateando una silla con rabia. Su res
otra vez sin que yo lo apruebe -gruñó-. Y
. La soledad volvió a caer sobr
cuerpo, el orgullo, el alma. Pero algo dentro de ella... esa parte que
-
La luz estaba encendida. No sabía lo que había pasado de
haber escuchado su voz... Greco ya sabía que tenía

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