erfume caro se mezclaba con el terciopelo de las butacas y el crujir discreto de las perlas ajustándose en cuellos tensos.Greco Leona no pertenecía ahí. Pero allí estaba, en el palco privado rese
ue no se distraía con arte. Observaba al público
te, sin apartar la vista de un grupo de em
La orquesta comenz
ía nombre aún para él. Forma en
s... sus ojos parecían hablar en otro idioma. Uno que él nunca había aprendido, pero al que su alma respondió sin permiso. Era etérea, sí. Pero no frágil. Había algo en la forma en que sostenía cada pose, en cómo se enf
untó Dante-.
penas m
uié
Qu
a principal.
pidamente el fo
te. Estudió en París. Vive sola. S
ó. Luego negó
ero conocerla... sin
o plane
cen los mor
, Y Greco no volvió a m
-
ncipal de la Villa Leone fue ar
os sellados con sangre. En el centro, una mesa redonda con vajilla de plata, vino añejo y una única silla que se eleva liger
ujer silenciosa de mirada gélida- y su hija: Rubí. La joven Morelli era perfecta. Demasiado perfecto, vestía de azul marino, el cabello
nso, con voz medida-g
bienvenida -respondió Greco, es
arítimas, tratados tácitos. Rubí no hablaba mucho. Solo respondía con frases ex
mento-. Habla tres idiomas. Estudio de historia del
o, acomodándose con satisfacción.
vó a Rubí.
pieras que tu futuro esposo ha
, Pero ella, sin p
o hizo por razones estr
reír, Greco también. Per
le -dijo-. Aunque quiz
o es
lgo que me recuer
irada, Pero Alfonso no se mol
oder buscan estabilidad. A
.. una razón para quem
Pero la decisión ya estaba tomada. Cuando los Mo
ue eso,
onvers
oportu
o quiero a alguien que me mire
quieres,
no res
va ser una cara bonita, el poder es lo
scribió: "Arianna Veltri. Ballet". donde la información se empezó a desplazar en su pantalla, junto a una fotografía de Arianna en galas, fiestas de don
s del a
olía a maquillaje, sudor seco y flores recién entregadas. El espejo de Arianna estaba cubierto de tarjetas, peonía
s vendados y el tutú a medio quitar-. Cuando hiciste el arabesc
s sí respiraban. Como ese tipo del palco privado. No paraba de mi
escalofríos. El tipo no aplaudió en todo el acto, sol
el cabello en un moño flojo, dejando
ó, sin mostrar demasiado interés-. O solo
ra otra cosa -dijo Martina, bajando la voz
rido -dijo Arianna, lev
iraron con cautela, Pablo el nombr
preguntó Chiara,
Está
¿estás bi
n su falda de ensayo, metió los zapatos en la bolsa de tela, cerró la cremallera del
temperamental -
miró direct
ana pasada. En el café.
mos discutiend
a-. Pero si algún día necesitas algo.
olgó la bolsa de danza al hombro y salió por la puerta trasera del teatro, donde la noche la recibió con una brisa helada, Paolo estaba ahí apoyado en su Alfa Romeo
-dijo, sin
recoger
ás rápido? ¿Siempre ha
mago se contraía. Respir ho
o diez minu
iguitas de mierda, segur
an hablan
iene a buscarte siempre, el que paga el taxi cuando llueve, el
que venir s
chispa peligro
s más? ¿Te crees tan especial por
técnicos salían por otra puerta later
Paolo. Fue una bu
el gesto fue suficiente para que Arianna r
maginand
po para jugar. Si estás con alguien más, dímelo de
-replicó Arianna,
s entra
N
ó como si no
é di
a noche quiero
guía sonando a lo lejos -autos, motos, risas-, pero
ás cerca. Esta vez
un estúpido frente
an miedo. Solo un dolor antiguo,
o, en voz ba
Con fuerza, c
ás l
ui
contrar a al
con una mezcla de
esp
empezó a caminar. Sin rumbo exacto. Sin prisa. Solo necesitaba aire. Distancia pasó junto al café cerrado donde los músicos a veces iban después de las funciones. Sus pasos la llevaron por calles viejas, con balcone
ada que la hizo sentirse desnuda, aunque iba completamente vestida. No supo por qué, pero no sintió miedo solo una vibración extraña el hombre se giró y

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