otra pelea, esta más seria. Un chico la había empujado por un tramo de esc
ia que nunca antes le había visto. Ella había llorado, no por
había sollozado,
ar el hecho de que su propio brazo estaba roto por
Frida.
uelve a lastimar? -había
tro endurecido con una sombría determinación. Luego la miró,
dicho Arturo-. Nadi
tado ella, confundida-.
a dicho simplemente-. Me sacaste de
las palabras que siguie
. Te protegeré con
Ahora, acostada en una cama de hospital porque él había eleg
on algo, ¿era culpa? Pero desa
ía corrido hacia la ventana y
. ¡Frida me odia, y todo es mi culpa! ¡Qu
máticas jugadas par
ntos! -le gritó a Frida-. ¡Y
turo se puso bl
e ella, tirándola hacia atrás d
fuerza, su cue
acer eso. ¿Me o
llozó en
ta perdonarme. No pue
ió mientras miraba a Frida. Ar
, su voz no dejaba lug
ado palpitaba con un dolor sordo y persistente. I
o, no
. Se paró sobre ella, su sombra cayendo sob
usurró
edos clavándose en su carne,
pide
s de su costado. Gritó, sus piernas cedieron. Se hab
a centímetros del de ella-. Tan
da fresca y cosida en su costado. La sangre com
aba demasiado consumido por su ir
ordenó de nuevo, su
entes, sus ojos brillando c
a verdaderam
do la forma en que el destino te cast
ísico. Se le cortó la respiración. Por un momento, no
da, su voz llena de un dolor tan profundo que e
erdad! -e
agarró la jarra de agua de su
ibiendo el golpe por él. La jarra de plás
el brazo como si estuviera gravemente herida
cla de preocupación por Amalia y una rabia a
dijo a Amalia gentilmente, luego m
a. Era fría, vacía y llena de una e
ido demasiad
a Frida sola. Ella se deslizó al suelo
susurró a la habitació
Solo unos días más,
ísico en su costado nada comparado con l