na mirada de genuina ternura, una mirada que nunca le hab
o, su voz una caricia grave-
, reemplazándolo con una furia fría. Caminó hacia ellos,
-. Si no es la invitada de honor. Te ves bi
ía. Pero verlos juntos, pareciendo la pare
, sus ojos se convirtieron en hi
perdón
razo, sus ojos se l
Frida solo está mo
ida, una imagen de
¿Recuerdas cuando éramos pe
e baja-. Recuerdo que siempre querías lo que era m
rado. Era un nombre que solo Amalia usaba, un
en los ojos de Amalia antes de qu
ijo a él, tocando suavemente la tela
a uno de los suyos, un boceto de su portafolio priv
os de diseño en la universidad, afirmando qu
su voz temblando de rabia-. Ese diseño
, cayendo en un montón en el suelo
o! ¿Por qu
ro, agarrando el dobla
me. Me está
cara de furia dirigida a Frida. Ayudó
ien. Es
llenos de un odio tan profundo qu
soportas ver a nadie
ompía en un millón de pedazos. É
iopelo. Era una ofrenda de paz, un último y desesperado esfuerzo. Dentro
ente-. Lamento mi co
rió, echó un vistazo a las mancuer
dole la caja-. Un det
a familia de la mujer que realmente amaba. Fue un rech
ella con una sonrisa-. Te conseguiré ese estudio
vadió. Se dio la vuelta para irse, deseando so
ativa en el centro de la habitación se había vuelto inestable y se estaba
frente a Amalia, protegiéndola con su cuerpo mientras e
era miró
a Frida con fuerza en el costado. La fuerza del i
ndo a una aterrorizada Amalia, susurrándole palabras de consuelo al oído, completamente
éril. Lo primero que vio fue a Amalia, sentada junto a
su voz densa de falsa preocupación-. Lo s
o la miró
abrías lastimado -continuó A
-. Es tu culpa. Eres una maldición. Todo
on los ojos muy abie
Cómo puede
momento, su rostro u
tada junto a tu cama toda la noche, preocu
mirando más allá de él, hacia la v
ró sus
do así. Mimada,
amente la cabez
me protegerías, Art