o vestido pálido y se aferraba a un pequeño bolso como si fuera un
penas audible-. Estoy tan
a, con voz cortante-. No sab
poniendo un brazo protector alr
le. Amalia es n
encogió
nunca le he caído bien a
da-. Es el cumpleaños de Amalia la próxima semana. Quiero organizar
dadero interés amoroso, justo en frente de
nuó Arturo, con una falsa ale
aso hacia Frida-. Frida, sé que hemos tenido nuestras d
esponder, Amalia hizo algo e
dóname. Solo quiero qu
ña victimizada, suplicando el perdón de la cruel
nos de lágrimas, y miró a Arturo. Era una
resuró y lev
s haciendo? No tie
elo mientras ella sollozaba en su pecho.
a de compasión? Su familia lo perdió todo por culpa de la tuya
miró, des
se jubiló con una pensión completa
voz de Arturo era aguda-.
uebró-. ¿Le crees a ella por encima de mí?
Arturo-. ¡Deja d
ima semana. El aniversario de su muerte en un incendio en su hacienda.
anizar una fies
baja y temblorosa de rabia-
ó como si fue
no sé qu
de un manotazo. Estaba tratando de aplacarl
se en ese tono falso y gentil que ahora despreciaba-
tó de Arturo, con el rostro convertido en una má
endo de la habitación, sus sol
egundo, Arturo c
lia,
cio resonando en sus oídos. Él siempre había h
habían acorralado, burlándose de la riqueza de su familia. Arturo, que toda
golpes destinados a ella y sin quejarse nunca. Se paraba frente a ella, su pequeño
o partido. Había pasado toda la pelea as
ia ella, con sangre goteando de su
s bien
re las manos, con el corazón doliéndo
su lealtad se había desplazado
do. El chico que habría recibido un puñetazo por ella era ahor
sformado el salón de baile en una tierra de fantasía de flores y luces parpadeantes, todo para
stido hecho a medida, una visión de belleza recatad
guntó, su voz suave y ll
n, y todos se la