anillo en su dedo. Todo era una mentira be
lenos de una mezcla de lástima y desprecio. Veían la verdad. L
rturo, su voz impaciente. Estaba mirando
esadas y sin respuesta. No sentía nada. El dolor había sid
cerrando la puer
ia, su voz goteando falsa simpatía-. To
puerta, examiná
madre el otro día. Es un lugar encant
Frida se leva
é di
lenta y cruel tor
o, y ni siquiera pudo comprarse unos años más. Sabes, Art
e, su mente negándose
z ligera y conversacional-. Fluffy es mi caniche, por cierto. ¿No cree
ando de comprar la parcela al lado de la de su madre. Ella se había negado. Arturo había venido a ella, con el rostro serio. Le dijo qu
perro de
lmente, tan cruelmente,
ró Frida, una oleada d
a bofetada fuerte y seca. La fuerza del golpe hizo que su propia mano le pi
iera se inmutó
que tienes? Peg
su voz bajando a u
adre no era nada. -Hizo una pausa, sus ojos brillando-. ¿Estás segura de que su
uedó en el aire,
dinero, tu empresa, tu nombre. Y ya te h
nr
mado a
mpió. Soltó un grito crudo y gutural y se lanzó sobre A
ó, blandiendo el cepillo salvaj
rturo estaba allí, su rostro u
o preguntó
pat
hacia atrás contra la pared. El aire salió de sus pulmones en u
alientes e involuntarias. Era el dol
por completo. Acunó el rostro de Amalia en sus ma
erida? ¿T
ferró a él,
o... creo que simpleme
a Frida, su voz temblando de rabia-
adre -logró decir Frida, ahog
. ¡Siempre miente! ¡Solo está trat
ra de puro e inalterado odio. Cada vez que se
-preguntó Frida, su
orrible -espetó él-. Tú eres e
ro hermoso y furioso, y no sintió nada más que una vasta y vacía frialdad. El a
momento para desmayarse, desplomándose
vimientos llenos de u
ó a una de las asistentes de la b
a Frida como un montó
nó hacia el espejo y miró su reflejo. Se veía
e compromiso del dedo. Lo dejó caer al suelo
ó de su pecho. Se
lo falso, un amor fa
a de compromiso es mi regalo
. Y él nunca