uso del salón de baile todavía resonaba en mis oídos, un coro burlón a mi humillación. Las palabras de Damián resonaban en mi cabe
tos orígenes de mi familia en un cóctel. Damián, sin dudarlo un momento, había desmantelado la reputación del hombre con calma y friald
tí en un callejón oscuro y me apoyé contra el ladrillo frío, jadeando por aire, f
Damián. Lo ignoré. Vibr
El chofer te está esperando afuera
por mí. Estaba preo
acera. El chofer, un hombre que había trabajado para los
o no para
e, mi voz ronca-. Sal
sorprendido, per
ad, mi teléfono vibró de nuevo. Era Iva
iesta apenas comienza. Damián está a punto de
voz fría-. Es lo últim
do y tintineante que
iene que hacerlo. Tú solo eres la esposa te
u número. Luego bl
ansitorio. A la mañana siguiente, estaba en el primer vuelo a París.
el pesada y sofocante. El aire olía diferente: a lluvia, a tierra y a
l sol en los terrenos de la Casa de Perfumes Solís. Era simple, rú
ue recordaba, con ojos amables y una calidez que p
u voz un suave barítono-. Es
ntes más raros y exquisitos del mundo. Incluso había logrado conseguir una pequeña cantidad de un rar
a las mejores herramientas -
gresaba. La pasión, la emoción, el amor por mi oficio. Aquí, no e
ino de la esperanza. Creé un perfume que olía al sol sobre la piedra cálida, a la lavanda silvestre qu
to. Había destrozado el penthouse buscándome. Había contratado a una docena de investigadores privados. Había ofrecido una recompensa de un millón de dólares por cualqu
abogado en la Ciudad de México le entregó los papeles del divorcio
ó que eran solo más documentos legales para uno de sus nego
citamente pero que había llegado a despreciar la
vez deberí
. Y luego vio las palabras: "Solic
do. Levantó la vista hacia su secretario, sus ojos desorbit
esto? -
ejecutado, señor -respondió el secretario, su
a firmado el fin de su propio matrimonio, descuidadamente, sin pensar, tal como había firmado el fin
ni siquiera sabía q