el vestíbulo estaba cargado con el olor a cera para muebles y el perfume empalagoso y triunfante
mudanza, su voz teñida de una falsa dulzura
osa se extendió por su rostro. Era la sonrisa de un
bula tensa de vergüenza. Pero no la detuvo. No dijo una palabra. Su si
i propio cuerpo. Pero mis pies estaban clavados en el suelo, mis extremidades pesadas co
través de las puertas dobles y salir a
entía cavernosa y vacía sin la presencia familiar de mi órgano de perfumista. El espacio donde hab
jano al que no podía llegar. Cada crujido de la
ón del colchón hundiéndose a mi lado. Damián se había metido en la cama. No me tocó. Simpleme
longó durante lo q
uridad. Su voz era cruda-. Deberías haber visto su ca
o podía. No qu
a ahora. Como si finalmente pudiera ser creativa de nuevo. -Hizo un
en una moneda en bancarrota. No me quedaba n
o pe
adiante. Mostraba bocetos para su nuevo "estudio de diseño",
, ignorando por completo mi presencia-. Incluso estoy pensando en lanz
, una sonrisa
abría encant
hacia mí, sus ojos b
tas dentro del escritorio. No te preocupes, no las tiré. L
s irremplazables que había coleccionado y creado durante a
isa me dijo
ratando de oler uno de ellos, y soy tan torpe. La botella se resbaló. -Levantó la mano, mostrando
re se m
Por favo
rte, tratando de capturar su esencia: el olor de su vieja biblioteca, el tabaco de pipa que a veces fuma
rí, no caminé, a la habitación de invita
rio rota. Y empapada en la alfombra blanca
mpregnado del ar
cuado y evaporándose
ger el vidrio, el líquido, como si de alguna manera pudiera volver a unirlo. Los
fue la pérdida f
a aparecieron
-preguntó Damián, su
s de él, una mirada de f
n la botella? Lo siento muchísimo,
mojado por las lágrimas, mis manos gotean
o -dije con voz aho
roso de Ivana. Vio mi dolor crudo y desenfrenado, y
e intentó tom
. Podemos conseguirte más. Te comp
-grité, apartando mis manos-. ¡
mpezó a
ando. Me mira como si
Jaló a Ivana detrás de él, protegiéndola
o el hielo-. Estás histérica. Estás alte
o sus brazos alrededor de Ivana, susurránd
manos sangrando, mi corazón hecho un millón de pedazos. Y mi esposo,
peranza de que el hombre con el que me casé todavía estuviera allí en alguna
bía a