cables. Estaba viva, pero no gracias a mi esposo. Los paramédicos habían
a reacción. Pero el dolor físico no era nada comparado con la herid
a, e intenté llamarlo. La primera vez, sonó y sonó antes
voz de Ivana, emp
y afilada que casi me h
n? -pregunté, mi v
por mí. El estrés de tu... episodio... realmente retrasó mi recupera
té el teléfono, mis nud
su voz goteando falsa preocupación-. Es tan egoísta ha
icos contra la pared. La acción no hizo nada para calmar la tormenta dentro de mí. Me arranqué la vía in
s de alta, en contra del consejo m
la habitación, su rostro u
iendo? No estás lo sufic
de su contacto. Sus brazos cayeron
u teléfono? -pregunté, mi
taba en silencio. Est
me lo dijo. También me dijo lo egoísta
tro pa
dice en serio.
erminé por
ido cortando el tenso silencio. Miró la pantalla. El
us ojos su
tomar est
do su comporta
los puntos? ¿Está b
ia mí, su rostro grab
e. Ivana inten
asi me matara y me abandonara, seguía eligiéndola a el
ió, con la mano en el pomo de la p
moleste
lió corriendo de la habitació
bía fotos de él llevándola de compras para animarla. Fotos de ellos arrojando monedas a la fuente en Bellas Artes, un lugar al que una vez me había lleva
celosa que no soportaba ver la caridad de
vió a su asistente para que se encar
ala con mis flores favoritas, gardenias blancas. Tenía un chef privado preparando
brazo, hundiendo su
La casa se sentía
mo una violación. Me que
buscando en
rte. Déjame c
silla. Me sirvió él mismo, sus movimiento
xtendió la mano sobre
que es hora de que Ivana
¿Era esto? ¿Finalmen
uerdos de Leonor son muy fuertes en el antiguo departamento de su familia. Se
hundió. Sabí
míos-. Cree que es hermoso. Quiere usarlo como pieza central en s
galo de mi padre. La cosa
voz tranquil
ella. La ayudaría a sanar. Es el último paso. Despué
ue no,
silla raspando
ifícil? Después de todo lo que hago por ella, por mi
io -dije, mi voz eleván
, su rostro retorciéndose en angus
entido. Estaba cansada.
ra sabiendo a veneno-
pie en medio de las gardenias y la comida
ertó un ruido de abajo. Un s
habitación y miré hacia a
a mudanza. Y con ellos, mi órgano de perfumista. Estaba de pie junto a él,
mezcla de culpa y resignación. Me vio de pie en las escaleras, pero no