ivo cariño. Tomó la mano de ella, colocándola firmemente alrededor de la b
ponerse de pie y extendieron su brazo izquierdo, inmovilizándolo so
el fin del trabajo de su vida, y no sintió nada. El fuego de su rabia se había ex
aron con los de Carlota, y en ellos, Carlota
con un crujide Carlota. Un gruñido bajo escapó de sus labi
o de huesos rotos y sangre.
Dejó caer el trofeo ahora abollado al
oscuridad, con los rest
l. No sentía el dolor en su mano. El único dolor era una
amento bajo y lastimero proveniente de
rumpió por
en el monitor cardíaco era plana. Juliana s
zando a Carlota. "Después de que t
rimas. Estaba vacía, un recipiente de dolor dem
e pequeño. Solo ellas dos. Vistieron a Juliana con su vestido favo
Juliana, Bárbara notó su mano, ahora tosca
dijo Carlota,
ndose con un dolor nuevo. "Ellos te hi
ó del ojo de Carlota, trazando un
en un cementerio tranquilo, junto al padre adoptivo de Carlota. Colocaron su carta de
erna -una que Carlota había sido su mentora- vino a verlas. Parecía nerviosa, sus oj
tartamudeó la interna. "Nec
pudieran agradec
ezclaron el polvo con agua tibia. Carlota
ió en la puerta, una sonrisa de suf
o su bebida?
merodeando en el pasillo, p
lota, un nuevo y frío pavor t
ina, su voz un ronroneo triunfante. "Pensé que era una
cía. Una réplica exacta de
ca grotesca. "Hice que cambiaran sus cenizas. Enterraste