nte de Carlota. Su corazón
ó contra los guardias, una fiera de pura y absoluta agonía.
bajando las escaleras, sus piernas enredándose debajo de ella, haciéndo
paramédicos levantaban un cuer
li
arlota. Se derrumbó sobre el pavimento f
orme quirúrgico, caminando con determinación hacia
erza surgió a través de ella. Se puso de pie de
arlota, su voz un rugido b
tenían una chispa de triunfo. "Señora Garza, entiendo que esté alterada. Pero soy do
to!", suplicó Carlota, volviéndose hacia Eugenio, que las había seguido. "Eu
, vio un destello del antiguo Eugenio, un
ocodrilo. "Eugenio, cariño, no confía en mí. Después de todo lo que has hecho
fue. Su rostr
lana y final. Apartó a Carlota, su
ndose detrás de ellos, dejando a Carlota sola en el pasillo est
de arte, quedándose despierto hasta tarde para revisar su portafolio, diciéndol
ser este el
reloj era un martillazo en su corazón. Finalme
ntados con un aire practicado de cansada comp
en sus labios. "Pero el daño fue extenso. Trauma espinal y craneal
ahogado. "No. Eso no es posible
l?", preguntó Karina, su voz afilada. "Ya no e
n los expedientes, las tomografías. Todos lo confirmaron. La cirugía había salvado la vida de Juliana, pero hubo...
regresó a su habitación. El rostro de
haberla protegido. Yo lo traje a nuestras vidas". Se clavó las uñas en sus propios b
. Agarró la mano de Carlota, deteniendo la
s, eran duros como el pedernal. "Tenemos que
Carlota. "Nos encontra
u voz baja y urgente. "Siempre tuvo planes de contingencia. Par
speranza echó raíces en el páramo
r una pequeña bolsa, escuchó a dos
ía de Cantú? ¿La de an
. El paciente casi se desangra en la mesa. D
solo no estaba calificada. E
abía dejado op