img La cruel obsesión del multimillonario  /  Capítulo 1 | 4.00%
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Historia
La cruel obsesión del multimillonario

La cruel obsesión del multimillonario

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1412    |    Actualizado en: 11/08/2025

rial para su hermano autista, David, un raro acto de rebe

torturando a David a distancia con luces estroboscópicas y chirri

avid, todo porque su nueva obsesión, una becaria llamada

quejaba, David sufría. Cuando Karla fingió un accidente de coche, Ricardo obligó

uenta de que Ricardo veía a David como un

llo de Alina, Lucero, justo delante de ella. Este acto monstruoso encendió una ira fría y lúcida en el

ítu

os como su hermano, David. Usó una tarjeta prepagada y un correo electrónico desechable, cubriendo sus huellas con la p

enteró de todos modo

lueta contra el resplandeciente horizonte de la Ciudad de Méx

salidita, cora

o con la mente de un niño pequeño, se mecía de un lado a otro en su cama, tarareando suave

d. Era un sistema personalizado que había mandado a instala

su voz peligrosamente suave-. Si quieres h

n inter

amente, y un chirrido agudo y discordante llenó el aire. David se encogió, llevándose las manos a lo

Alina, abalanzándo

or la muñeca, su ag

necesita aprende

onido que le partía el corazón a Alina en mil pedazos. Podía sentir su terror, su confusión, su dolor. Est

lo -suplicó, con las lágrimas corriendo

talla. Parecía disfrutar de la escena-. Esto te duele a ti mucho m

era un eco lejano comparado

sto? -sollozó, co

o del sistema. Una pulsación más y el volumen

rla llor

ambiciosa becaria de ojos inocentes que se ha

que ver es

clima-. La molestó. Y cuando Karla está molesta, yo me molesto. Y cuando yo estoy molesto... -Hizo un gesto hacia la p

torturando a su hermano autista por una m

Se deslizó al suelo, con la mirada fija en

o que teng

a mejilla con el pulgar, un gesto que una vez fue tierno y ahora se sentí

con esa misma s

ieres llevarlo al c

a, un sollozo ahogado

na c

sonido de las respiraciones agitadas y asustadas de David desde el

Alina -dijo-. Estás aquí porque yo

l frío suelo de mármol, la imagen de su

re había

ta del diminuto departamento que compartía con David después de que sus padres murieran en un accidente de coche dos años

llido estaba en la mitad de los edificios de la ciudad. Era un príncipe de la

aba de mesera. Él había derramado champaña en su uniforme barato, y en

eocupe, e

bía conocido a una mujer que

n grandioso que bloqueó el pasillo. Hizo que escribieran en el cielo sobre el Bosque de Ch

necía a su mundo de jets privados y riqueza infinita. Esto

endo café y observándola trabajar. No presionó. Solo esperó. Una noche, la encontró acurrucada en el callejón, llorando de agotamien

que sus defensas com

n caballo, una hermosa yegua que llamó Lucero, cumpliendo un sueño de la infancia que había enterr

es, con el brazo de Ricardo rodeándola, les dijo a sus lápidas que finalmente ha

encontrado un

resa, toda ojos grandes e inocencia fingida. Y Ricardo, un hom

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