bosque que flanqueaba la mansión de
e rotación que recordaba, y los sensores de
fortaleza, pero los sistemas de seguridad er
erior le arrancaron una sonrisa fría. Conocía muy bien esos
aban las paredes. Los Blackwood, siempre tan preocupados por mantener las apariencias. El
ida de una risa ronca que lo hizo mirar y reconoció de inm
tuvo su Glock favorita descansando en la mano. Pero no pudo contener la risa al escuchar
exigente que era, eso no lo sorprendía. Pero al escucharlo reír, Regin
esto no será del agrad
ó Regina, tratando de mantener la calma mientras una de sus
e le encantaba de ella, pero no le iba a recordar qu
aunque Nathan lo silenci
es mejor que vayas directo co
ra, y el hombre huyó, tropezando con sus propios
special para rodeart
puerta, quejándose del dolor, porque al parec
so para ti -respondió Regina, ignorando al patético
e whisky, manteniendo
od. Dime qué te dieron a cambio o esta
r saliva ant
baneses, como pago por un encargo. P
aría algo t
cono
abes que la paciencia n
r buenos momentos -dijo acercándose, mientras se
no tuvo nada de
o a un mocoso y eso no se lo iba a perdonar. Lo único que la había protegido, er
un ren
ió, provocando que apretara su fina mandíbula-. ¿
idades. Le vendí la idea de que el cargamento caería por accidente en una operación de
scubrió en sus mejillas y parte de su pecho blanco y cuidado como la porcelana le recordó lo
frente sin cubrirse y eso lo empalmó, pero la miró a los
iente para que Bob duerma tranquilo mientr
Mantuvo su rostro impasible mientras procesaba la información, y conocía dem
ué
ustedes tienen un informante dentro de la est
idiota? -señaló v
de la mafia irlandesa en uno de sus
a ti? Es
s.
o hubiese sido tan ambiciosa, jamás habría caído en la trampa que le tendió su propio
en penal y él en corporativo, ambos construyendo castillos en el aire como dos idiotas
ella cuando terminaron juntos la carrera y recib
eptar su lugar en el imperio familiar y ejecutar
to a ella, la sostuvo por la barbilla, f
haré que tú y tu querido Bob permanezcan junto
adía de acariciar su bragueta. Sin embargo, el temblor en sus manos traiciona
me que Regina siempre usaba. Consultó su reloj, aún tenía tiempo
as excusas, y Nathan odiaba sus sermones. Y e