z mantuvo la esperanza de que al llegar a la of
r, Richard entró al comedor y arrojó algo sobre la mesa. Recono
en voz baja mientras apoyaba ambas m
, confundida, y luchó
para el edificio. Creí que estarías... or
orralándola en la silla y, por instinto, se puso de pie. Pero no espe
cho a diario por mantener un pie tu legado, pero tú, con tus "d
conteniendo
lo que pr
dedo golpeó su sien con cada palabra-. Pero -lo-arrui
volviera a golpear como un pájaro carpintero su cabeza, asintió, mientras el mied
ces más que recordarles el pozo de
pecho tras su tono lleno
cia él-. ¿Que no estoy haciend
mesa y la vajilla de su tatarabuela se hizo pedazos. Lo vio gir
hijo que me prometiste. Te aseguro que no estaríam
cha
bre furioso y fuera de control, al jov
y emocional que sufrió durante el embarazo
¿Q
r enésima vez-. La clausula de
as excusas, Elizabeth, de
a los ojos al escuchar
s mi fideicomiso
e mete en la cabeza. ¡Cierra l
interrumpió. Liz giró y notó sus grandes ojos a
pero el daño estaba hecho. Así que negó y
, pero se le formó un nudo enorme en el
Richard cambió, suavizándose al murmurar-. Mi p
teniendo las ganas de llorar para que Emma no la viera,
ntras él estaba en una reunión. Mary, su se
rner, ¿nec
nura y le entregó un paquete de sus chocolates favo
scilar los ojos y hacerle un ges
de. -Liz mantuvo su voz firme a pesar del temblor en sus manos
l. Mientras fingía buscar información del proyect
s. Cena de negocios - Velvet Restaurant, 8 PM, p
regreso a su oficina
onfirmar la revancha
rrando la puerta. -Lo siento, Liz. Las transacciones son normales. restaurantes, tiendas, nada fu
restaurantes más exclusivos de la ciudad, ubicado en el Hotel Imperial. Dos estrellas Micheli
usó esa mañana y en ese t
su silla. La ciudad parecía seguir el mismo ritmo de siemp
ban de ella mientras intentaba concentrarse en el informe, pero las palabras se mezclaban sin s
*
la esperaba con sus cuadernos desplegados sobre la mesa de la cocina, parlo
los momentos correctos, pero su me
la pijama, Liz se cambió a un vestido negro simple y se despidió de
e, se sentó en una mesa con vista al restaurante Velvet, pidió una c
a cena de negocios. Su mirada se desvió a un pequeño grupo a
vio esa tarde en internet. Pero no les tomó importancia, porque estaban demasia
re. ¿Estaba exagerando? ¿Enloqueciendo? Algo era seguro, si Richard la encontra
una
ó con un gesto a la camarera para entregarle su tar
rostro al ver a Richard atravesando el vestíbulo a paso veloz,
uando se fundieron en un apasionado beso, riendo en
no fueran ellos mismos, mientras cada caricia, sus mira
dad cuando se metían en uno de los ascensores y vio a su esposo presionpuesta a seguirles. Sus piernas parecían de gelatina mientras sus ojos
ación, confundida, tratando de dilucidar
unas horas, seguía creyendo que se odiaban, que
o entendía que se hubiese casado con un huérfano que no tenía nada
en la garganta cuando vio la puerta del 1602 entreabierta,
y se dio cuenta de que no tendría el valor de e
o, y el llanto amenazó con ahogarla. No
cercana la hizo saltar en su sit
boca delic
barte mejor -d
orrer lejos de ahí, con el corazón partiéndose en un millón de fragmentos y c
uien la hizo voltear cuando le cogió el brazo y chocó contra el
mezclaron, se inclinó sobre sus bri