lo que se rompe
s men
plemente se quieb
ió una noche
l silencio que vino después se comió todo: las ri
dejó de
no dejó
ejé de
cuando nací p
oísa, sino
a que n
nde a mirar
e pro
e neg
ue v
or de protegernos, así que
i her
r
alir del hotel, me miré e
legante. Con un toque sexy pero ca
os, como si mi boca
a de lobo plateado que encontré en un
e curvaban como garras, ojos huecos q
ortante: oculta
ba mi
i arm
baco, madera vieja y perfume caro. El sonido
a... y dentro de mí, el
mensaje de texto que mi padre me envió c
mientos. Si
puerta
o
abr
como lo
ambrientos ni s
o mi n
intentó
mente
me debajo del metal. Como si
encio den
el de un bosque e
ran negros. T
eados. Como
ntó con voz grave, s
S
equivocado -dijo, cerrando
ómo que..
pie en e
si algo le doliera. Como si hubiera esperado
murmuró-. Solo er
tú
el que l
se abrió de nuevo.
lo
humano
cómo l
y violento se mo
una máscara... y detrás viviera una criat
eres? -p
intensidad con la que lo
lamo
quiere
a...
surro de segundos, en el que
iba a ser solo la de una chica
observaba des
l vez, no era conm
staba a punto de s
on una deuda q
llamada qu
siquiera levantar la vista del vaso-. Es al
lgo" e
unté de
su mundo: cada deuda tiene un pr
esa forma
nunca me
lo de
pté. No por
nto que hay cosas peores que el s
ergü
mpot
tí como se visten las reinas antes de
rostro, l
ianoche, con contornos afilados
al
able a l
isáceo como agua bajo hielo; y mis labios, suaves,
omo él m
como me r
tenía un s
íamos reflejarno
como quien recon
ijo
e pidió q
su mano, sin
o me
a misma escena: so
Sin miedo. Sé a
estro vu
una mezcl
aron mi mejilla, justo do
inc
s rozaron
l equilibró el como si templara un instr
ba silenciosa
el mundo par
ro, algo d
el tiempo dej
bo pr
ampoco
scaban poseerse, sino comprender algo má
todo a
quien conoce
quien ha per
mo quien te
ar de to
el que sabe que
urmullos del lobo
lada es única, irrepetible, y ya e
sobre él, sintiendo mis manos sobre su cuello, su p
os se apoderaron d
co so
mientras dorm
escudo, reflejando mi rostro
olvió a mí
esa s
nadie recue
recuerdo de la n
s recuerdo
ilencios
eila, aunque ese
amanece,
que comparta la cama con la bel
ja ra
r blanca en
mbra, repitiendo que
esa es
ica r
re me vería
r mí solo ocu
claro que lo haría- tendría q
rar otro