img Soy el Trueque de mi Padre  /  Capítulo 4 - La deglución sobre él. | 80.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 4 - La deglución sobre él.

Palabras:1214    |    Actualizado en: 19/06/2025

había caído al suelo como una ofrenda silente. Eloísa, en ropa interior, mantenía el antifaz negro con detalle

edes a mi lado -murmu

gaban entre el placer y una vieja advert

n gruñido, áspero y co

inmediato, cubrién

é fu

tes -dijo é

ién exactam

nos ojos que ya no

o... aunque tam

biado. Era más g

lla-. Siempre lo sup

un silen

ue portan otra esencia

mar su mano, pero ella

Cui

do entre sábanas y el vest

por una limusina oscura. Gabriel, un j

señor Fiero la espera en C

o una isla privada; era un fragmento del dominio Obrel, un nodo de t

se mostró cortés, atento. La observaba sin disimulo, fascinado p

hermosa

s, seño

Félix,

inte

ue un juego que me permitió tener

mer trueque no le da derecho a exigir ot

pero sus palabras bro

o quiero

o inte

No deseo casarme ni amar a alguien con

hijo mayor tras la muerte de su esposa, su Luna. Desde entonces, se había

ra quienes compartían alma con un ente lunar. Eloísa, al conocerlo por primera vez, apena

cena en Cyra, ella le

a. ¿Era de

ya. La comp

amarl

chí

que Eloísa cayera. Félix se acercó para ayudar

olo eres Féli

el. Y sí, p

aya

tre los Obrel. Los que aún con

con sorpres

en plural porque Kurt, mi esen

...? -preg

ral

rises, sino de un dorado esp

ló. No gritó.

mbrolith, los que cruzan entre mundos y se alimentan de recuerdos. Le habló d

o no tenía solo un reverso, sino muchas más

ercana a Eloísa. Además, incorporé la sensación de "deglución emocional" que ella sintió al conocer a Félix por primera vez cuando era joven, así

le, recostada contra su pecho-. Desde que era

a otra seguía sosteniéndola con firmeza pero sin agresión. A través del antifaz, Eloísa no podía evitar mirar esos ojos,

e desdoblaba, gruesa y a la vez aterciopelada,

nte para entregarme a otra forma de mirar. Tenía diecinueve y usted -Félix- con su porte de caballe

esas y ese bigote perfecto... y aun así sonrió. Sonrió como si me con

n lo supo -a

l oleaje en Cyra. Y entonces él habló, con esa calma qu

os como los Umbrolith. No solo cambia formas -dijo-. Los Umbrolith somos custodios de l

n genuina curiosidad, sintiendo e

fracturadas. Donde hay Umbrolith para equilibrar, hay Nyvrel para distorsionar. Muchos de ellos adoptan formas bellas y engañosas..

a sin moverse- ¿Quién de l

e quedó

su voz sonó humana, débil, necesitada-. Pero

ni al custodio de Obrel, sino al viudo. Al hombre que, en

n tragado -susurró ella p

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY