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Elena, antes una heredera mimada, lo perdió todo de repente cuando la verdadera hija le tendió una trampa; su prometido la ridiculizó y sus padres adoptivos la echaron. Todos querían verla caer, pero ella desveló su verdadera identidad: heredera de una inmensa fortuna, famosa hacker, top diseñadora de joyas, autora secreta y doctora talentosa. Horrorizados por su glorioso regreso, sus padres adoptivos le exigieron la mitad de su nueva fortuna. Elena denunció su crueldad y se negó. Su ex le suplicó una segunda oportunidad, pero ella se burló: "¿Crees que te lo mereces?". Entonces, un poderoso magnate le propuso amablemente: "¿Puedes casarte conmigo?".
"Elena, nuestra familia te ha dado todo durante los últimos veintitrés años, ¿y así es como nos lo pagas? ¡Qué desagradecida! ¡Recoge tus cosas y regresa a ese pueblo destartalado para encontrar a tus verdaderos padres!".
Frente a Elena Reed se encontraba una mujer madura y adinerada, que llevaba un vestido exquisito y las muñecas adornadas con brazaletes de oro así como de diamantes. Su penetrante mirada se fijó en la muchacha con evidente desprecio.
Esta era Cecily Reed, a la que Elena había llamado "madre" toda su vida y quien ahora sostenía a otra chica, que guardaba un asombroso parecido con ella.
La joven, Sylvia Reed, miró a la mujer madura y habló fingiendo consideración: "Mamá, no te enojes. Sé que Elena no tenía mala intención. Solo le cuesta aceptar que tu amor y el de papá son míos ahora. Por favor, no la culpes por ello...".
La expresión de Cecily se suavizó mientras miraba a su hija. Después, miró a Elena con desprecio. "Ella es la impostora, la que te robó la vida que te correspondía. Mientras tú sufrías todos estos años, ella disfrutaba de la riqueza y el privilegio. ¡Lo justo es que afronte las consecuencias!".
Un fugaz brillo de triunfo apareció en los ojos de Sylvia, que rápidamente sustituyó por una perfecta expresión de inocencia.
Antes, ella había roto una copa en el piso de abajo, provocándose cortes en la piel con los fragmentos, y luego había inculpado a Elena por esto. Sus padres asumieron de inmediato que ella era la culpable y le negaron toda posibilidad de defenderse.
Decidida a expulsar a Elena para siempre, Sylvia la observó con repulsión, pues esta le había robado el lugar que le correspondía durante demasiado tiempo.
Además, su impecable belleza solo alimentaba el resentimiento de la otra chica.
El padre de Elena, ahora el de Sylvia, Benjamin Reed, frunció el ceño ante la primera, con una expresión de desagrado. "¡No puedo creer que hayas sido capaz de semejante crueldad, de intentar desfigurar la cara de Sylvia! Con un corazón tan malvado como el tuyo, no mereces quedarte en Foiclens. Ya mandé a buscar a tus verdaderos padres. Recoge tus cosas y prepárate para volver a la villa Cloudstream inmediatamente".
Durante un tiempo, Benjamin había considerado la posibilidad de quedarse con Elena. Después de todo, habían invertido años en criarla. Aunque no fuera adecuada para casarse con Darren Griffiths, el rico heredero, aún podía ser útil para forjar otra alianza mediante el matrimonio. Pero supuestamente había herido a Sylvia y arruinado todos los intentos de emparejamiento que preparó para ella. Ahora que Elena ya no podía traer honor a la familia, Benjamin no veía ningún motivo para conservarla.
Eata chica bajó la mirada, con una sonrisa amarga jugueteando en sus labios. La verdadera personalidad de la familia Reed había quedado dolorosamente expuesta.
Estos habían conseguido una posición importante en Foiclens años atrás. Sin embargo, dos meses antes, Benjamin había caído enfermo y requirió una transfusión de sangre. Fue entonces cuando descubrieron que el grupo sanguíneo de Elena era Rh negativo, lo que demostraba que no era su hija. Enseguida, los Reed habían hecho todo lo posible por localizar a su hija biológica: Sylvia.
Resultó que durante el parto de Cecily se había producido un incendio en el hospital que provocó el caos en la sala de maternidad. Como consecuencia, los recién nacidos habían sido intercambiados por error. La mujer se había llevado a Elena a casa sin saber la verdad, mientras que Sylvia terminó con una pareja de clase trabajadora.
Ahora que los Reed habían recuperado a su verdadera hija, la trataban como a un tesoro. Cecily, en particular, se sentía llena de culpa por los años de dificultades que Sylvia había pasado y culpaba a la otra muchacha de todo. ¿En cuanto a Elena, la chica que habían criado? Ahora que no era de ninguna utilidad, la desecharon sin dudarlo.
Su investigación reveló que los verdaderos padres de Elena eran unos campesinos sin recursos de una zona remota de la villa Cloudstream, que luchaban por salir adelante.
Sylvia curvó los labios en una sonrisa aparentemente amable. "Elena, no quieres volver a ese pueblo aislado, ¿verdad? Es comprensible. Nadie cambiaría voluntariamente la comodidad por la penuria. Has disfrutado del lujo de ser una parte de la familia Reed, mientras que tu verdadera familia apenas consigue sobrevivir. El contraste debe de ser abrumador".
Pero Elena no sentía ningún cariño por la familia Reed. De no ser por ella, su empresa jamás hubiera prosperado como lo hizo.
"Je...", se burló. Sin decir nada más, la joven se dio media vuelta y subió las escaleras. Una vez ahí, guardó unos cuantos trajes y accesorios en una bolsa.
Para cuando bajó las escaleras, la pequeña herida de Sylvia ya había sido perfectamente vendada. Si hubiera tardado más, esta podría haber cicatrizado por completo.
Fingiendo preocupación, esta última ladeó la cabeza. "Oh, Elena, el mes que viene es la fiesta de compromiso entre Darren y yo. Aunque estarás de regreso en ese pueblo tan aislado, espero que asistas".
Darren había sido el amor de la infancia de Elena y su antiguo prometido. Sin embargo, desde el regreso de Sylvia, su actitud había cambiado. Ahora la adoraba mientras que a ella la trataba con cada vez más frialdad.
Viendo cómo era realmente el hombre, Elena había perdido el interés tiempo atrás.
Aun así, Sylvia continuó en su tono meloso: "Darren y tú crecieron juntos, pero ahora él es mío. Elena, no estás molesta, ¿verdad?".
La susodicha se giró, ocultando con dificultad su disgusto. "Es sorprendente que hasta la basura pueda tener admiradores. Si lo quieres, es tuyo. No acostumbro a recoger basura, así que en realidad me estás haciendo un favor".
"¡Tú!". La sonrisa de Sylvia se tensó, pero se recompuso enseguida. Girándose hacia Cecily, hizo un puchero. "Mamá, Elena debe de seguir enamorada de Darren. Si no, ¿por qué diría eso?".
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