había contado a mis amigas de nuestro acercamiento la tarde anterior, porque ni yo misma sabía que era lo que ocurría. Ya lle
plico,
licando? ― le pregunté a Josefi
a qué hermoso es, esos brazos musculosos parec
comprendía era esa obsesión que tenían con él. Se trataba de nuestro profesor y se
ro, me había llegado un mensaje
estoy que me derrito. ¿Ya vie
s dedos; es muy sexy. Quiero que
ortunada de tener un solo d
terías; es un hombre gr
estoy dispuesta
e debe ser en l
el celular y me concentré en entender lo que estaba
irigíamos hacía la salida, con intención de ir a la ca
ms; espere un se
scritorio y esper
cepción que le generaban mis malas calificaciones; eso no m
e sentía sumamente extraña. Asentí con la cabeza y rápidamente salí de
o me entrego mi
el profe se enamoraran. Eso sí ser
amás en la vida estaría con un pro
eres, Angi! ―
cionarlas. ¿Me
café para la dulce A
ba explicando. En el preciso momento en que iba a dar otro ejercicio, Sofía ingresó al aula para avisarno
je que se fueran tranquilas a su
me llego un mensaje de él; las gotas de l
con alguna amiga y luego me avisas y te busco
al" p
etera para tomarme un taxi, pero no la había triado. Pensé en ir a la casa de Josefina que vivía cerca del ins
demasiado mojada y sin nadie que me ayude. Me paré al reparo de un kiosco y cubrí mi cue
vuelta asustada para ver de quién se trataba y fue cuan
― le pregunté sorpre
camino a su auto, me preguntaba- ¿Qué hace usted
estaba en esa situación. Subimos a su hermoso auto
calle estaba cortada; ya que se había inundado por la lluvia de modo que el profesor
ase un poco la tormenta y habiliten las calles.
jarme, así no le quito más tiempo. Pero para sorpresa mía, mi profesor me respondió invitándo
ía pedido a su chofer que le trajera
ba casado. Me sonrojé y el nerv
a bien? -me p
Lo siento tanto -dij
agarra hipo de vez en cuando
ontramos; allí rápidamente fui al bañ
eche, por favor ― le dije
ía muchísimo y me generaba una sensación de nerviosísimo extremo. Tomé la bolsa y saqué de ella unos jeans azules, una remera negra y un suéter blanco; me desvestí y ráp
le dije mientras le entregaba el sa
tomé con ambas manos y le di un sorbo. Mi cuerpo necesitaba algo caliente y siempre disfrutaba de tomar
a y vi sus ojos azules, él me dijo que
pié con una servilleta. En ese momento pu
s tan
nsé "¡Qué! ¿Es cie
― le pregunt
o que había dicho, pero seguramente se había arrepentido de hacerlo y no quiso volver a repetirlo.
a tormenta no
parece
ra una sensación de paz -comenté m
se desprendía los botones de los puños de su cam
también? -pre
a, pero si disfrutó de dibujar
iend
e sentó de nuev
s ojos, me hacía sentir muy nerviosa. Tomé un trozo del tostado e intenté desviar mi mirada. En
la,
avisaras en la casa de cuales de tus amigas
vinimos a la cafetería que usted c
a una cuadra; ve sa
ey.
había mentido. Inmediatamente le dije a mi profesor que debía irme; él se ofreció a acompañarme a la puerta, pero no lo permití porque si papá lo veía, nos mataría a ambos. Papá era muy pro