i amigo Ángelo y eso no significaba que no me importara; simplemente, mis negocios me tenían muy ocupado. Ramiro, que estaba bastante
tre ocho, nueve y diez y otros que sacaban entre dos, tres y cuatro; no había término medio. Estaban los que sabían y los que n
reparaba el traje azul oscuro, para que cuándo terminara de trabajar, me marchara rumbo al colegio. Salí en cuanto estuve listo. En el camino iba pensando e
dé- Aquí le dejo lo qu
egaba el listado de alumnos, agregó- Me dijo Estela, la d
Ok
me veían parecían asustados por lo que nunca me discutían y, por mi parte, nunca debía llamarles la atención. Mi técnic
o se ponen las pilas o los resultados finales serán muy feos. ―Bueno, vamos a empezar con el tema nuevo. Hoy vamos a ver el teorema del valor medio del cálculo diferencial; el mismo afirma que si una función es continua en un intervalo cerr
quedaron
con otro ejem
entenderlo mejor y luego vi que ya era hora de
mi escritorio y entre ellas estaba Angelina. Una de ellas, qu
ta bastante esta materia y nos preguntábamo
niendo mi cara más agria, agregué- Les recomiendo que busquen por otro lado, para que no pierdan la materia, ya que tres de ustedes han desaprobado los exám
or― dijeron a coro dos de ellas y ent
; quizás porque aún poseía esa mágica inocencia de su juventud. Se la veía fresca, dulce e inocente, con una mirada muy singular. Tenía unos ojos exóticos que no podía dejar de observa
me dije para mis adentros, es
lumnos iban saliendo del instituto, mientras yo me dir
señora ¿Qu
eguntarle si le gustaría ir a toma
hibida. Ante la sorpresa que me generó la propuesta y como no tenía ningún in
resado en usted. Con su permiso.
sagradable!" Pensé
pude notar que a mi derecha iba caminando Angelina. Llevaba entre los brazos, una pila de apuntes
y me insultaban; centré mis pensamientos y decidí ir a un bar a tomar un ca
la se la veía muy nerviosa. A cada segundo bajaba la mirada, como si la estuvieran regañando por algo. En ese preciso momento noté que sus ojos se llenaron de lágrimas, no podía ver a esa muñequita llorar, sent
ue debía meterme. Le pedí la cuenta al mozo y salí de la confitería. Me march
, busqué un lápiz y un papel y mi mano comenzó a esbozar una figura que de a poco