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Historia

Capítulo 4 OTRO DIA MÁS DE INSTITUTO

Palabras:1184    |    Actualizado en: 30/05/2024

i amigo Ángelo y eso no significaba que no me importara; simplemente, mis negocios me tenían muy ocupado. Ramiro, que estaba bastante

tre ocho, nueve y diez y otros que sacaban entre dos, tres y cuatro; no había término medio. Estaban los que sabían y los que n

reparaba el traje azul oscuro, para que cuándo terminara de trabajar, me marchara rumbo al colegio. Salí en cuanto estuve listo. En el camino iba pensando e

dé- Aquí le dejo lo qu

egaba el listado de alumnos, agregó- Me dijo Estela, la d

Ok

me veían parecían asustados por lo que nunca me discutían y, por mi parte, nunca debía llamarles la atención. Mi técnic

o se ponen las pilas o los resultados finales serán muy feos. ―Bueno, vamos a empezar con el tema nuevo. Hoy vamos a ver el teorema del valor medio del cálculo diferencial; el mismo afirma que si una función es continua en un intervalo cerr

quedaron

con otro ejem

entenderlo mejor y luego vi que ya era hora de

mi escritorio y entre ellas estaba Angelina. Una de ellas, qu

ta bastante esta materia y nos preguntábamo

niendo mi cara más agria, agregué- Les recomiendo que busquen por otro lado, para que no pierdan la materia, ya que tres de ustedes han desaprobado los exám

or― dijeron a coro dos de ellas y ent

; quizás porque aún poseía esa mágica inocencia de su juventud. Se la veía fresca, dulce e inocente, con una mirada muy singular. Tenía unos ojos exóticos que no podía dejar de observa

me dije para mis adentros, es

lumnos iban saliendo del instituto, mientras yo me dir

señora ¿Qu

eguntarle si le gustaría ir a toma

hibida. Ante la sorpresa que me generó la propuesta y como no tenía ningún in

resado en usted. Con su permiso.

sagradable!" Pensé

pude notar que a mi derecha iba caminando Angelina. Llevaba entre los brazos, una pila de apuntes

y me insultaban; centré mis pensamientos y decidí ir a un bar a tomar un ca

la se la veía muy nerviosa. A cada segundo bajaba la mirada, como si la estuvieran regañando por algo. En ese preciso momento noté que sus ojos se llenaron de lágrimas, no podía ver a esa muñequita llorar, sent

ue debía meterme. Le pedí la cuenta al mozo y salí de la confitería. Me march

, busqué un lápiz y un papel y mi mano comenzó a esbozar una figura que de a poco

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